Karina Sánchez
A 102 kimómetros de Iquique está ubicado el pueblo de Tarapacá, cuyo templo guarda la imagen del patrono de los mineros, San Lorenzo.
Si bien las festividades de mayor fervor se realizan en agosto y abril, el poblado es un mundo por descubrir ya que reúne el paisaje desértico, la tranquilidad y la devoción religiosa.
El pueblo de Tarapacá es muy pequeño y solo viven alrededor de 40 familias, tal como relata el párroco José Rodríguez.
El lugar pertenece a la comuna de Huara, pero no existe locomoción para llegar, de modo que solo se puede ir en auto particular.
El pueblo cuenta con un cementerio, una escuela, la iglesia y una plaza, en medio de las rocas desérticas que cubren este lugar, donde la niebla baja en las noches, al igual que la temperatura.
Celebraciones
Abril y agosto son los meses en que Tarapacá deja de ser un pueblo fantasma para convertirse en un lugar de música, bailes, comida típica, devoción y gran colorido. Primero es la festividad de la reliquia y luego es la fiesta patronal del "Lolo".
El último fin de semana de abril se celebra la fiesta de la reliquia del santo, que según cuenta el padre José Rodríguez, fue traída de Huesca (España) hace unos 25 años.
La imagen del santo patrono lleva guardada en su pecho la reliquia, que "es el único huesito de San Lorenzo que existe en América Latina y se supone que es un hueso parietal (parte del cráneo)".
Una agrupación de Alto Hospicio acompaña la fiesta con ocho bailes, durante tres días.
Fiestas patronales
Alrededor de 80 mil personas asisten cada año a Tarapacá, entre el 5 al 11 de agosto, con la esperanza que sus peticiones se cumplan, pues llegan de todas las regiones del país a venerar al santo.
El sacerdote dice que la mayoría de la gente llega en la víspera del 10 de agosto, a fin de participar en las actividades principales, entre las que destacan unos 40 bailes de agrupaciones provenientes de las regiones del norte.
La calapurca es el plato típico de la zona que durante las festividades es ofrecido por comerciantes, quienes también tienen a disposición objetos religiosos.
Según cuenta la leyenda, San Lorenzo fue quemado vivo en una hoguera, cerca del "Campo de Verano" en Roma y en medio del martirio exclamó: "Assum est, inqüit", versa et manduca", que al traducirlo significa: "Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho".
80 mil personas visitan el pueblo entre el 5 y el 11 de agosto, siendo el 10 el día exacto de la festividad.