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La florista del mercado que escucha las penas de amor

A los 12 años empezó junto a su madre a vender flores en una feria libre. Hace 24 se independizó y tiene su local.
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Mariela Cabello Venegas

Aunque sin buscarlo, muchas veces le ha tocado oficiar de consejera sentimental. Y es que hace 24 años que trabaja en el Mercado en el rubro de las flores, donde enamorados oficiales y los escondidos llegan hasta su local para comprar algún arreglo, especialmente para sus amadas.

Bernardita Cholele sabe de flores, ya que desde niña su familia estuvo vinculada a esta área, y a los 12 años empezó a ayudar a vender flores en la feria libre de Latorre.

"Ahí venía a vender con mi mamita como a los 12 años, después dejé un tiempo, me comprometí, me fui a Arica y después me vine y le ayudaba a mi tía en el cementerio, pero en las fechas peak nomás, como el 1 de noviembre".

Mercado

Bernardita estuvo mucho tiempo trabajando en el cementerio, hasta que se le dio la posibilidad de arrendar un local en el mercado, de nombre "Vanessa".

Las primeras flores que trajo fueron las rosas, los claveles, los gladiolos, porque no llegaban otras a Iquique.

"Con el tiempo empezaron a llegar los liliums, las yerberas, lisantro y otras flores bonitas, como las aves del paraíso, los girasoles", explica.

Las rosas

Pero sin duda, las preferidas por los clientes son las rosas, claro, que ahora ha mutado el tema del color, pues ahora es posible encontrarlas de distintos colores.

"Es que las flores ahora se tiñen. Hay flores celestes, azules, verdes, lilas. Yo las preparo, compró las tinturas y nosotros hacemos el trabajo. A veces andamos con todas las manos pintadas", dice entre risas.

Las flores que se tiñen, según cuenta Bernardita, son las blancas, pero primero de ello se prepara el arreglo floral y luego de ello ponen la tintura.

"A la media hora ya las flores han absorbido el color. Duran un poco menos, pero más o menos siete días. Las flores deben durar hasta 19 días", cuenta.

Asimismo, los clientes han llegado a pedirles rosas negras, pero con la tintura no se alcanza ese color, sino más bien algo plomizas.

"Una vez llegó un cliente a pedir rosas negras y le dijimos que no, pero él insistió e insistió, y tuvimos que pintárselas, pero le dijimos que le iba a durar poco, y a él no le importaba, solo quería llegar con rosas negras", expresa.

Maridos celosos

Generalmente las anécdotas suceden cuando deben hacer envíos de flores, pues en ocasiones las destinatarias de los arreglos no siempre son la pareja oficial de los clientes.

"Una vez, un taxista conocido va a dejar las flores a una niña y el marido casi le pega, y le dice quién lo mandó. Como estaba tan enojado y violento le tuvo que decir que lo habían mandado de la florería Vanessa, y el hombre vino para acá y nunca pensé que era ese hombre y me dice 'por qué usted se presta para eso'. Y yo le dije, 'yo solo vendo, no le pregunto si las flores son para su esposa, su mamá o su amante, sólo las vendo'", recuerda.

Así como esta historia, Bernardita tiene muchas más de ese tipo. Cuenta que incluso a veces las mismas mujeres se mandan flores para poner celoso al marido.

"Pero uno no se mete, solo vende las flores, pero sí se ven maridos celosos que llegan a preguntar por quién les mandó las flores a su esposa", agrega.

Pero sin duda, los que Bernardita recuerda con el corazón más enternecido son dos hombres que llegaron a llorar, y ella terminó aconsejándoles en el amor.

"Hay uno que siguió mi consejo y le fue bien. Claro que hay otros que llegan por una rosita porque quieren ponerse en la buena porque no se han portado muy bien", carcajea, mientras prepara arreglos para el día de San Valentín.

"Una vez llegó un cliente a pedir rosas negras, y le dijimos que no. E insistió e insistió y se las tuvimos que pintar".

Bernardita Cholele,, florista del local "Vanessa", del Mercado Centenario."