Carnavales barriales de Iquique: la tradición que se niega a morir
Aunque no existe una data exacta de estas manifestaciones, vecinos de los sectores más tradicionales de la ciudad, defienden este festejo veraniego, donde los une la hermandad, la alegría y las reglas que se olvidan por momentos.
Desde el año 55 que el club "Unión Morro" ha trabajado por mantener el tradicional carnaval morrino, el que data de comienzos del siglo XX, como una oportunidad para todos los vecinos de unirse, dejar las penas atrás y celebrar en comunidad. Así lo cuenta el presidente del club deportivo y social, Rodrigo Malagarriga, quien forma parte de la organización del carnaval El Morro.
"Hemos querido conservar todas estas tradiciones para heredarlas a futuras generaciones y ya estamos traspasando fronteras", contó el morrino.
Si bien no se sabe cuál fue el barrio que comenzó con los carnavales, los vecinos más antiguos señalan que coinciden en los lugares más cercanos a la costa, con los primeros asentamientos humanos.
Según el escritor iquiqueño y conocedor de su historia, Guillermo Ross Murray, los carnavales barriales de Iquique derivan de los carnavales limeños: "El carnaval limeño era elegante, galante, romántico. Uno a la niña le lanzaba perfume y pica pica, más pequeño que el papel picado, y algo parecido al papel crepé de colores. Habían bailes y dos instancias, la pentolacca y el club de los remaches", explicó.
En Iquique, se trataba de imitar con el juego de la challa y el agua, dijo.
"Todo Iquique participaba. Había un día de los picados, no había reglas y el que iba por la calle podía salir mojado. Se sacaban las bateas para lavar la ropa, y el más popular era el papelillo de las imprentas. Se hacían comparsas de cuadras y los elementos a veces no eran muy idóneos, por ejemplo se conseguía el agua de las aceitunas que llegaban en barriles, se hacían proyectiles de la harina más sucia", contó Guillermo Ross Murray.
Con esfuerzo
Hoy, como en El Morro, hay seis carnavales más en Iquique, entre los que se cuentan El Colorado Alto (San Pedro), El Colorado Bajo (Las Cabras), Matadero, Cavancha, Salitrera Victoria y Pasaje El Esfuerzo, que hoy se financian gracias al Fondo Nacional de Desarrollo Regional por un total de más de $68 millones.
Sin embargo, antes los mismos vecinos lograban la organización con puro esfuerzo.
"Antes era más humilde, se hacía a mucho ñeque, era más artesanal. Eran dos o tres actividades y sin ninguna participación del gobierno. El Morro era un barrio humilde, donde no todos los vecinos tenían la posibilidad de salir de vacaciones, por lo que la actividad era de esparcimiento. Era tan difícil salir de Iquique", contó Malagarriga.
El dirigente agregó que en el caso de El Morro, el costo es de aproximadamente 20 millones de pesos, los que apalancan desde distintas entidades, como es el gobierno regional, la municipalidad y el Consejo de la Cultura.
"No nos dan la plata, nos dan los requerimientos que solicitamos", explica. Similar opinión tiene, Juan Sagredo, vecino de El Colorado quien estima que es una fiesta veraniega muy esperada, y que hoy las nuevas generaciones también esperan.
"Nuestro carnaval se suspendió sólo por dos años, por la expropiación que hubo en el barrio. Pero lo volvimos a tomar los vecinos porque no queremos que se pierdan las tradiciones. Lo hacíamos con lo que tuviéramos", recordó Sagredo, quien insiste que ahora se vive con la misma emoción y entusiasmo. "Nuestras actividades empiezan el 2 de marzo pero ya nos ven aquí preparando todo", expresó.
Las tradiciones
Y aunque los carnavales han evolucionado, como lo ha hecho el país, según comentan los mismos pobladores de El Colorado, El Morro y Cavancha, tras la incorporación de los shows artísticos de músicos invitados y festivales de la voz, la tradición de unirse como vecinos en el respeto y la fiesta es la que se debe preservar.
Uno de esos casos ocurre con los vecinos de Cavancha, quienes, tras ser "desplazados" de la península por la construcción de edificios, son las nuevas generaciones los que retoman la historia de sus abuelos y sus padres.
"En Cavancha se retomó hace unos ocho años cuando se organizaron jóvenes hijos de cavanchinos. Después de unos años que el gobierno empezó a apoyar, permitió darle mayor auge hasta con artistas internacionales, hace dos años vino Fusión Tropical", relató Rodrigo Rivera, presidente de la junta de vecinos de Villa Olímpica, donde vive la mayor parte de cavanchinos.
Para los vecinos del El Colorado, Juan Sagredo, Joel Bugueño, Fernando Pujado y Luis Figueroa, la tradición del carnaval, no se perderá, pues cada día suman más personas.
Es fácil congregar hasta 400 personas el día del entierro del carnaval, contaron, pues llegan los vecinos que se han cambiado de barrio e incluso de ciudad a revivir la fiesta y el jolgorio de las comparsas que se suman para enterrar al Rey Momo de cada año.
"Yo creo que no se va a perder nunca la tradición. Es todo para nosotros el carnaval. Se junta toda la gente del barrio, es algo bonito. El más viejo y el más joven, son generaciones que han pasado. Gente que se ha ido del barrio, vuelve para la fiesta", señaló Juan Sagredo.
Lo que era y lo que es
El sociólogo Bernardo Guerrero explicó que los carnavales vienen de Europa, de la edad media hacía adelante, cuando eran organizados por campesinos. Después de la Ilustración, es decir, posterior al siglo XVIII y XIX, estas manifestaciones se empezaron a reprimir porque representaban el desacato, el desborde y el desbande.
"Para la elite era algo peligroso, a no ser que fuera bien contenido, porque hay una ironía política de fondo, donde hay un sarcasmo al rey, a la autoridad, a todo aquel que represente a algún tipo de jerarquía, y ese sarcasmo es el que se ha ido perdiendo hace unos 20 años en los carnavales populares de Iquique", señala.
Guerrero indicó que hasta los 70 y 80 , los carnavales urbanos populares eran autónomos, es decir no tenían financiamiento de estructuras políticas, y en eso estaba su fortaleza y su gracia.
"Eran los vecinos del Colorado, La Puntilla, Matadero, Cavancha, El Morro, los que se organizaban de manera autónoma de la autoridad, y desarrollaban estas ideas de cómo reirse del poder", explicó.
En este sentido, el sociólogo analiza que cuando se quema el "Rey Momo", se quema a una autoridad y se la lanza al mar.
"En los años 80 hubo un barrio que quemó un momo vestido del 'Cuesco Cabrera', que era el modelo de los Chicago Boys, porque ellos veían en ellos la causa de todos los males. La crisis económica, las AFP, las Isapres", destacó.
Pasada la década del 80, los barrios comienzan a desarticularse con la despolitización del tejido social y la represión política, aclaró Guerrero.
"La migración dentro de la ciudad hizo que los morrinos se fueran a vivir a otro lado. Antes iban al Dándalo en El Colorado, y se amanecían tomando esperando el carnaval. El carnaval es exceso, son hombres vestidos de mujeres. Del Matadero y San Carlos atravesaban la ciudad por Juan Martínez para ir a enterrar al momo a Cavancha", manifestó.
La proyección
Respecto a la evolución del carnaval, Guerrero es enfático, pues para él, el carnaval ahora "es casi descafeinado, porque ha perdido la autonomía del barrio, haya plata o no haya plata".
Su crítica apunta a que actualmente hay poca organización popular de base y sentido crítico. Para el sociólogo las tradiciones se pierden, porque pierden eficacia simbólica.
"El carnaval da vuelta al mundo, lo pone patas arriba, no solo suspende las reglas sociales, sino que hay un componente político, una critica a la elite, a la jerarquía"
"Ya la ciudad no se detiene como antes. Corresponden a un Iquique que ya no existe", expresó, y a solo días de que los barrios empiecen a celebrar.
"Todo Iquique participaba. Había un día de los picados.
Guillermo Ross Murray."
En resumen
Los personajes recordados de El Morro
Héctor "Tito" Ahumada, encargado cultural del barrio El Morro, recuerda en los carnavales al "viejo paisoca, el papá del pintitigallo, que eran portuarios, gente de mar, por eso se albergan hartas emociones en el carnaval", señala.
"La hora de los niños para jugar a la challa"
Marta Gargano, ex vecina de El Colorado, con 80 años de edad, recuerda que su madre le permitía jugar a la challa sólo durante el día: "A las 9 empezaba la fiesta de los grandes. Había mucho respeto. Era muy lindo todo", dice.
"El carnaval da vuelta al mundo, lo pone patas para arriba.
Bernardo Guerrero."
Los Reyes Momo para este año 2018
Ricardo Sagredo "Peti" y Jorge "Huevo " Mollo, serán los reyes momos de los carnavales de El Colorado (Las Cabras) y El Morro, respectivamente, los cuales fueron elegidos por los propios vecinos de ambos barrios.
68 millones, de pesos aportó este año el Gobierno Regional a través del Fndr para los carnavales de barrio de Iquique.
10 millones de pesos aportó el Gore para los carnavales El Colorado Bajo (Las Cabras), Colorado Alto (San Pedro) y Cavancha.