La Iglesia Santa Bárbara de Iquiuca sobrevive en la soledad
El templo guarda seis imágenes. La más antigua es la de la Virgen del Rosario y data del siglo XVIII.
El pueblo de Iquiuca se encuentra inserto en la quebrada precordillerana del mismo nombre, a 78 kilómetros de Pozo Almonte y a 126 de Iquique, donde viven alrededor de 20 personas y el único patrimonio histórico que poseen es Iglesia a Santa Bárbara.
El director de Turismo de Pozo Almonte, Augusto Alave, cuenta que la actividad económica se basa en la agricultura y por eso persisten los cultivos en terrazas, como símbolo de conocimiento de sus antepasados.
Los pueblos aledaños a Iquiuca son al norte Mamiña y Parca, mientras que al sur está Quipisca.
Historia
El vestigio histórico más antiguo del que se tiene conocimiento en Iquiuca es justamente su capilla, cuya construcción data del siglo XVIII, constituyendo un notable patrimonio de la comunidad.
El edificio destaca entre las pocas casas del poblado. Su portada de piedra sillar, decorada con personajes y motivos florales, es de estilo barroco mestizo y habría sido realizada entre los años 1750 y 1850.
Luego de que el terremoto del 13 de junio del 2005 destruyera el templo, gracias a los aportes de la minera Cerro Colorado se logró la reconstrucción y la bendición de la remozada estructura se realizó el 29 de noviembre de 2006, según reseñó la web "Caritas Chile".
Restauración
El arquitecto encargado de la restauración fue Hernán Rodríguez, quien manifestó en una entrevista realizada por Nortv en el 2006, que resguardaron los valores arquitectónicos originales, como la fachada y el retablo.
"Puede parecer inútil restaurar una Iglesia en un pueblo donde no vive gente, pero esta sigue siendo un ancla para una cultura que está viva, es un encuentro con Dios, con sus raíces y antepasados", añadió Rodríguez.
Por su parte, Alejandra Bendecovic, del Centro Nacional de Restauración, manifestó que trabajaron con seis imágenes, la más antigua es de la Virgen del Rosario y su primera restauración fue en 1769, según reza en una inscripción adosada.
Estas imágenes están hechas en madera de cactus, cubiertas con una tela encolada y pintadas con yeso, lo que hizo más delicado el trabajo de los restauradores.
La campana más antigua es de 1721, fue fundida en la zona y entregada como ofrenda por una familia del lugar, cuyos descendientes aún viven en la comunidad.
En noviembre del año pasado, la junta de vecinos le solicitó al alcalde de Pozo Almonte mejorar la vialidad y la tecnificación del riego para sus siembras, peticiones que esperan sean cumplidas en el transcurso del 2018.