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[En Verano]

Cariquima, un pueblo de tradición aymara

Hostales, comida típica, artesanías y fiestas religiosas hacen de este poblado un lugar especial.
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Karina Sánchez

A27 kilómetros al sur de Colchane se encuentra el pueblo de Cariquima, a 3.800 metros sobre el nivel del mar, un lugar que transmite su cultura, a través del legado aymara de sus antepasados.

Sus casas de adobe y techo de paja, su gente, sus calles y tradiciones, invitan a los visitantes a conectarse con la sencillez que guardan los pueblos ancestrales.

Las familias de la localidad, unas 50 en total, siembran papas, habas, quinua, cebolla, lechuga y cilantro.

En cuanto a la ganadería, crían llamas, alpacas y ovejas, cuya carne es muy apetecida por ser baja en colesterol.

En la plaza está la iglesia, declarada Monumento Histórico Nacional en el año 2006.

Aunque la mayoría de la población es de religión evangélica, se mantienen algunas celebraciones católicas, como el carnaval en febrero; la Señora de los Dolores en Chijo, el 20 de marzo; San Santiago, el 25 de julio; la Octava, el 26 de julio en Quebe; Santa Rosa en Villablanca, el 30 de agosto; y San Juan (patrono de Cariquima), el 24 de noviembre.

Servicios

En el poblado de Cariquima hay disponible un hostal y un restaurante para recibir a los turistas, quienes pueden comer preparaciones a base de quinua, ya sea como cazuela o graneada.

Benjamín Mamani y su esposa Flora Aguirre atienden el restaurante Pankarita, donde ofrecen un menú natural con productos de la zona.

El maíz pelado para hacer la calapurca lo traen de la quebrada de Sibaya, mientras que utilizan pollo, llamo y cordero criados en el pueblo.

La calapurca y la cazuela de quinua la venden en dos mil pesos, precios más económicos que en la capital de la región.

"También hacemos asados a la piedra. Calentamos las piedras al rojo vivo, colocamos la carne rebanada entre dos piedras, esta comida es muy sana, porque no ocupamos ni aceite, ni aliños, solo la sal", explicó Flora.

Mientras tanto, el Hostal Tata Inti es atendido por Leonel Castro y su esposa Fresia Moscoso, quienes tienen siete años trabajando juntos y cobran $15.000 por noche.

Tienen capacidad de alojar hasta 25 personas, en habitaciones sencillas, dobles y triples, con baño privado o compartido, agua caliente, electricidad, comidas y jugos a base de quinua, teléfono, caja vecina, almacén, artesanías y wi-fi gratis.

En casa de Gregorio Castro y Eulogia Quispe también reciben a turistas, a un costo de $12.000 por noche y con mucha hospitalidad, aseguran.

Los que quieran llevarse un recuerdo de su visita a Cariquima, deben buscar a la artesana Teófila Challapa, quien utiliza lana de alpaca y llama para hacer sus tejidos, tales como gorros, guantes y bufandas, productos que vende en la Agrupación de Artesanas Monte Huanapa.

50 familias viven en el poblado. Se dedican a la agricultura, ganadería y artesanía.