Las experiencias que buscan romper el círculo de la violencia
En la región son distintas las instituciones que trabajan para prevenir y ayudar a las personas que sufren agresiones en sus distintos tipos, donde en base a capacitación pretenden lograr un cambio.
Durante los últimos años se ha tornado recurrente hablar de la violencia. Por ello, en la región existe un equipo multidisciplinario que busca concientizar a la comunidad y ayudar a quienes han sufrido algún tipo de violencia.
Mujeres y hombres se están abriendo a la posibilidad de las terapias, como forma de ayudar a otros a evitar y romper este círculo de violencia que aqueja a muchas personas.
Así es el caso de Verónica, que a sus 43 años, se encuentra en un proceso de crecimiento, en el que busca salir de un caso de violencia económica, no muy conocido por todos, pero algo por el que pasan muchas mujeres en el país.
Cuenta que siempre tuvo un prejuicio, donde creía que solo algunas mujeres sufrían de violencia, siendo muy clara que su marido jamás la golpeó, le costó entender que era maltratada psicológicamente y económicamente.
"Yo soy profesional, pero por temas familiares, me quede en casa con el fin de estar cerca de mis hijos y cuidarlos, haciéndose cargo de sostener a la familia mi marido. Durante mucho tiempo me denostó, me trataba como que era incapaz de algunas cosas, llegando a dejarme sin dinero y controlando todo lo que hacía, incluso para hacer las compras tenía que estar él presente. En algún minuto me encontré que no tenía dinero, no tenía cómo pagar y no tenía nada mío, dependía para todo de él. Yo cuando llegué al centro no sabía lo que era la violencia económica, él no me pegó nunca, pero si me descalificaba lo que bajó mi autoestima", comentó.
Por una casualidad, luego de una discusión llegó hasta uno de los centros del Sernameg, donde con mucho nerviosismo consultó, obteniendo el apoyo que nunca había tenido.
Verónica encontró en este lugar una motivación, realizando un curso como monitora, que según comenta, le ha servido también a modo personal para ir superando sus problemas y comenzar con el proceso de sanación que tanto necesitaba.
"Esto me ayudó para darme cuenta que no hay nadie superior a mí, que el hombre y la mujer son iguales, luego de realizar el curso me dio las agallas para poder hablar mis problemas, sentarme de igual a igual a mi marido, donde pude plantear que, si valgo, aunque quizás gane menos dinero, pero yo me la puedo", expresó Verónica.
Prevención
En la región el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género junto a otras instituciones trabajan en el tema de la prevención y el trabajo con víctimas. Camila Albarracín es la psicóloga encargada territorial en prevención en violencia contra las mujeres, quien explicó que en Tarapacá se cuenta con tres centros de la mujer, uno para hombres y dos casas de acogidas, donde se trabajó principalmente con mujeres que fueron víctimas de violencia en contexto de pareja.
La profesional manifestó que el concepto de violencia en la pareja siempre se asocia a la física, pero aclaro que hay otros tipos de violencia como económica, psicológica, sexual, entre otras.
"A nuestros centros se pueden acercar todas las mujeres mayores de 18 años, no hacemos distinción si son chilenas o extranjeras, si están en situación irregular o no, el único filtro que hacemos, es cuando las mujeres tienen un consumo problemático de alcohol o drogas, o una patología psiquiátrica que no está siendo tratada. En esos casos nosotros los derivamos a la institución correspondiente", explicó Albarracín.
La psicóloga comentó que ellos como institución tienen claro que la violencia es un tema transversal, por lo que todas las mujeres están propensas a sufrir algún tipo de violencia en alguna etapa de su vida. "Nosotros vemos mujeres de 18 años o de 60, mujeres que tienen relación de 30 años, mujeres que están recién empezando una relación, es decir, no hay límites para esta problemática. Aquí en el centro les damos la acogida donde hacemos terapias grupales o en algunos casos individuales dependiendo el caso, los que son abordados por un equipo multidisciplinario, que también cuenta con un abogado que patrocina a las mujeres en sus causas por violencia y las representa, además existe una dupla compuesta por una psicóloga y una trabajadora social quienes realizan la primera acogida".
Según explico Albarracín, las mujeres llegan a los centros de distintas maneras, pero muchas de ellas llegan de forma espontánea, es decir se enteraron por algún folleto o por las campañas. Durante el 2017, en el centro de la mujer de Iquique se ingresaron 317 usuarias, de las cuales 101 llegaron de forma espontánea, mientras que las restantes llegaron derivadas de otras instituciones que trabajan en red con el Sernameg.
El único centro de hombres, ubicado en la comuna de Alto Hospicio, trabaja con personas que han ejercido la violencia, que también tiene un proceso de terapia, el que por lo general dura un año, donde según explicó Camila Albarracín, en su mayoría llegan por orden de un tribunal y en muy pocas ocasiones de manera espontánea.
Caso
Héctor, es un hombre de 39 años, ingeniero, quien estuvo casado casi 10 años, relación que dio como fruto dos hijos.
"Lo más importante en mi vida son mis hijos, lo lamentable es en lo que termino mi matrimonio, durante mucho tiempo parecíamos ser felices o eso creía yo. Todo empezó muy bien, pero vino el primer embarazo, durante este periodo mi mujer me trataba muy mal, me insultaba, siempre me decía que no servía para nada, pero yo lo veía normal, pero esto no fue solo por ese periodo, sino que se fue incrementando y haciéndose habitual", comentó el hombre.
Según relató Héctor, durante mucho tiempo, fue menoscabado por su exmujer, indicando que producto del maltrato psicológico que le dio esta persona, estuvo sumido en una depresión, donde incluso habría intentado suicidarse. "Uno no se da cuenta, crees que porque es la madre de tus hijos y la quieres, debes aguantar, fue un amigo que me insistió por mucho tiempo que buscara ayuda y recurrí a un profesional, quien me ha ayudado y me terminó de abrir los ojos, tomando la decisión de separarme. Todavía en algunas ocasiones me ofende, pero ya aprendí a hacer la diferencia y lo que deben saber los hombres que también pueden denunciar estos hechos, siendo un primer paso para buscar ayuda", finalizó Héctor.
Monitores
En los centros se capacitan a diversas personas para que hagan una función de enlace con la comunidad, permitiendo abarcar de mejor forma el trabajo preventivo de estas instituciones.
Una mujer que se dedica al trabajo preventivo, es la monitora Ghislaine Reyes, quien es parte del Frente de Mujeres Georgina Riquelme, el que funciona en Alto Hospicio, sin embargo, este grupo que cuenta con 15 monitores, es solicitado también por personas de Iquique a través de sus redes sociales.
"La mayor parte de los casos que atendemos son de Alto Hospicio. Con respecto a la violencia doméstica nosotros recogemos los casos y los derivamos a los distintos centros de la región, igual hacemos un seguimiento a los casos, para saber cómo van avanzando, si van mejorando el tema, en el fondo somos un nexo entre la calle y los centros", explicó la monitora.
Reyes comentó que su agrupación trabaja en los barrios, en las tomas, lugares que van conociendo personas y casos, donde pueden ver de cerca la realidad que viven muchas mujeres, explicando que en ciertas ocasiones se les han acercado hombre, para consultar por este tipo de problemáticas, tanto agresores como víctimas.
"Nosotros somos un grupo que protege a las mujeres, pero cuando se nos han acercado hombres explicando su problema, también los guiamos para que realicen su denuncia o se dirijan a las instituciones correspondientes en busca de ayuda, porque existe la aversión a denunciar por temor a que se burlen de ellos", comentó Ghislaine.
Víctima
Mariela, es de Viña del Mar y llegó a Iquique con el fin de salir del circulo de violencia en el que vivía.
"Yo tengo 46 años y durante casi 22 años viví junto a un hombre que me golpeaba y me maltrataba psicológicamente. Nunca pude ver que esto era malo, siempre lo justifique diciendo que lo amaba y el también a mí, por lo que durante años aguante los malos tratos, al comienzo era cariñoso, pero con el tiempo se puso violento y muchas veces luego del trabajo se pasaba a tomar y siempre llegaba a pelear", dijo.
Mariela lleva 3 años en la ciudad y cuenta que se vino tras sufrir el peor episodio de su vida. "Un día decidí comenzar un curso con unas vecinas, donde hacíamos manualidades, eso lo realizábamos en una sede, donde hacían otros talleres, donde comenzamos a hacer zumba. En ese momento mi ex marido empezó a celarme porque según él, yo me acostaba con el profesor, producto de este mismo tema, él llegó un día borracho a la casa, tras un gritarme de todo, me golpeó en reiteradas oportunidades, fracturándome la muñeca. También le pegó a mi hijo menor quien intento detenerlo, ese día".
Tras lo sucedido la mujer asistió hasta el Hospital, donde realizó la denuncia contra su marido quien quedo con la medida cautelar de prohibición de acercarse a la víctima, la que no cumplió en varias ocasiones, por lo que la mujer decidió trasladarse hasta Iquique.
"Yo me vine con mi hijo menor, mientras que los otros dos se quedaron en Viña, donde ya se encontraban estudiando una en la universidad y el otro en el instituto, yo empecé con un tratamiento allá y aquí seguí con un psicólogo, lo que me permitió entender que servía, encontré un trabajo y ahora soy feliz, aunque mantengo algunos temores", aseguró.
Para Mariela lo más importante es que las mujeres entiendan que no pueden creer que los golpes los gritos sean parte del amor. Deben huir y no esperar a que les pase algo como a mi o simplemente que las maten", aseguró.
"Él no me pego nunca, pero si me descalificaba, lo que bajo mi autoestima…"
Verónica, víctima de violencia"