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Las mujeres que buscan una región más inclusiva

Tres féminas líderes cuentan sus experiencias laborales, donde destacan sus años de gestión social.
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Crismary Castillo Marengo

Sandra Suazo es técnico en electricidad y se dedica a trabajar en la construcción, un rubro que actualmente está siendo explotado en Alto Hospicio y que le genera los ingresos para mantener a su familia.

Los cables y conexiones eléctricas quedan de lado cada sábado, cuando sus manos cambian las herramientas por utensilios de comida.

"Desde hace más de diez años que nos reunimos todos los sábados un grupo de mujeres que trabajamos en el comedor solidario Verito Canales, en Santa Rosa", explicó Suazo y agregó que esta iniciativa se realiza de forma voluntaria con el aporte de personas anónimas.

Reunir todos los ingredientes para dar de comer a cerca de ochenta niños, adultos mayores y personas en situación de calle no es una tarea sencilla.

"Publicamos en redes sociales qué cosas necesitaremos cada sábado y muchas personas colaboran para dar el almuerzo"; dijo.

Su visión del trabajo social en un sector que a su juicio siempre es discriminado por ser zona roja va más allá de entregarles un plato de comida.

"Nosotros damos mucho amor porque aquí hace falta. Hay un estigma y queremos cambiarle la cara a Santa Rosa. A los niños se les hace mucho cariño porque somos madres y abuelas", sostuvo.

Desde México

Eunice Ruiz llegó a Chile hace cinco años desde México para estudiar una licenciatura en Arte en la Universidad de Chile.

Su estadía en el país se tradujo en un arduo trabajo social en sectores vulnerables de Alto Hospicio a través de la Fundación Superación de la Pobreza del Servicio País.

"Esta es una región multicultural y, sobre todo, aquí hay mujeres que son líderes y que tienen un empoderamiento constante en sus acciones", dijo añadiendo que es esa lucha constante sobresalir como mujer, madre o trabajadora.

"Conozco casos de mujeres que han sufrido por largos períodos violencia y hoy salen a la calle con ganas de avanzar e incluso desarrollando trabajo voluntario para ayudar a quienes más necesitan. Que ellas sigan teniendo esa necesidad de ayudar hace que cada día quiera ser una mejor persona y tener algo de su esencia en mí", manifestó.

En su opinión, siempre tiene que existir la resilencia porque siempre habrá obstáculos en los caminos que una mujer emprenda en su vida.

"Yo estoy sola aquí en Chile. Toda mi familia está en México y siento que estoy en la misma sintonía de las mujeres que viven aquí porque el machismo es transversal a cualquier cultura", contó.

En tanto, Blanca Palma dedica hace más de diez años sus horas al trabajo social como presidenta de la filial Iquique de la Liga Chilena contra la Epilepsia ayudando a pacientes y familiares mejorando su calidad de vida.

"Nos sentimos muy satisfechas cuando vemos las caras de felicidad de las familias cuando, por ejemplo, terminan un curso con el que pueden emprender una actividad comercial", afirmó Palma.

En su experiencia de vida cree que su trabajo es un aporte para las familias.

"Yo comencé luego de dos años de retirarme de la vida laboral pero siempre sentí el bichito de la labor social. Vi que en la Liga podía desarrollar este trabajo desde mi corazón y me siento muy feliz y agradecida por pertenecer a esta familia", cerró.

"Nos sentimos muy satisfechas cuando vemos las caras de felicidad de las familias".

Blanca Palma,, presidenta de la filial Iquique, de la Liga contra la Epilepsia."