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Neptuno sale a la venta y su dueño revela duro momento

Mario González sufrió un accidente vascular, por lo que espera recuperarse y disfrutar de su familia y los momentos simples.
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Rodolfo Capino Valencia

Sentado en el comedor de su casa y con su perro revoloteando de vez en cuando, el conocido Mario González Sepúlveda (62) cuenta los duros momentos que ha vivido en el último tiempo. Un accidente vascular, ocurrido en mayo pasado, dejó graves secuelas en su salud, por lo que el proceso de recuperación aún continúa.

El dueño del reconocido restaurant Neptuno admite que no han sido días fáciles, pero que gracias a la compañía de su familia y buenos amigos ve la vida de otra forma.

El "remezón" lo hizo darse cuenta de lo verdaderamente importante y ahora disfruta de las cosas simples de la vida.

Mientras todavía mantiene sesiones de recuperación y constantes viajes a Santiago por visitas médicas, dice que llegó la hora que tomar un respiro y dejar a su gran orgullo en manos de otros.

El mítico restaurant está en venta, pues González asevera que necesita tranquilidad para recuperarse y seguir impulsando la cocina de Tarapacá.

Sin preocupaciones

"Me dio un segundo infarto al cerebro, quedé con secuelas psicomotrices e incluso no podía caminar. Lentamente me he recuperado, he tenido que hacer terapias, vengo llegando de Santiago y me tengo que operar los ojos", explica sobre su enfermedad.

Al hacer una revisión de su estilo de vida antiguo, confiesa que los excesos y la despreocupación por su salud fueron las detonantes para que se produjera el infarto cerebral.

"Con todo esto uno pone en juego todo y se pregunta si se puede seguir. No me hace nada de bien vivir con preocupaciones y tensiones. En este negocio no faltan cuestiones que atender", explica.

Actualmente su salud está primero y las ganas de recuperarse. "No es justo haberse esforzado toda la vida para tener este restaurant, hacer cosas bonitas. El restaurant está bonito y lo quiero, pero también si alguien está interesado entregaría con todo el dolor de mi corazón el restaurant y le enseñaría todo para que pueda administrarlo bien", menciona.

Nacen los sabores

La vida de Mario González ha estado dedicada a la cocina. Trabajó en los barcos como buzo cocinero y siempre buscó perfeccionarse. Mientras el empresario gastronómico trabajaba en alta mar ideaba formas de ganarse la vida en otra cosa. Así nació el Neptuno hace 18 años en una pequeña casa de calle Riquelme.

"Hicimos con mi señora un servicio de comidas preparadas El Neptuno. Recibimos primero a una orquesta de cubanos que se llamaban "La caldera del sabor". Nos preocupábamos de su almuerzo y cena. Después llegaron unos trabajadores de una constructora, eran como 25. Entonces se comenzó a mover la cocina", recuerda.

Con su experiencia como hombre de mar compraba a sus conocidos productos frescos y en la cocina se las ingeniaba para crear platos sabrosos. Ahí comenzó a llegar más y más gente.

Junto con ello, comenzó a aprender del rubro. De hecho, rememora sus visitas a grandes cocinas a Perú, Francia y China para obtener más armas en este negocio.

Con el pasar de los años, González fue adquiriendo las casas contiguas y así creció el negocio familiar.

"Tengo una cámara que llega a los 21 grados bajo cero, panadería, sala de procesos, cocina de 18 platos, yo creo que es una de las mejores de Iquique", enumera.

Con asombro e incredulidad aún, trae al presente los días en que decenas de clientes se quedaban esperando para ser atendidos y probar sus platos.

El Neptuno ha visto pasar por sus mesas a muchos iquiqueños, pero también a autoridades regionales e incluso a ministros y un Presidente de la República.

El hombre más rico

El también presidente de Agata mantiene una dieta estricta, que lo ha hecho bajar varios kilos. El susto fue muy grande, por lo que decidió hacer un cambio de vida. Ahora las verduras y las proteínas siempre están en su mesa.

Su recuperación lo hace ver el mañana con optimismo, por lo que piensa seguir aportando al desarrollo de los sabores de nuestra región.

Reconoce que la venta del restaurant no será fácil y que puede que demore mucho tiempo que llegue un real interesado.

Por mientras, Mónica Durán, su esposa, sus dos hijas y su querido perro Miki son su prioridad.

"Uno empieza a disfrutar de las cosas simples, de esas que no tienen valor monetario. Con ver una puesta de sol yo soy el hombre más rico del mundo", destaca.

"Con ver una puesta de sol yo soy el hombre más rico del mundo".

Mario González,, dueño del restaurant, Neptuno."