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Llegó de Venezuela y ahora forma a las jóvenes promesas del kárate local

Pedro Flores es cinturón negro, trabaja como bodeguero de día y por las tardes entrena a 22 alumnos.
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Karina Sánchez

En noviembre del año pasado llegó a Iquique, luego de un viaje de siete horas por tierra desde Venezuela, país donde tenía 8 años dedicado a ser entrenador de artes marciales en su propia academia.

Pedro Flores Soto es licenciado en Educación Física, tiene 32 años, hace cuatro meses y medio se dedica a enseñar karate a un grupo de 22 alumnos, quienes aspiran a ser seleccionados en el clasificatorio regional y así obtener cupo para el campeonato infantil y juvenil.

"Yo tenía un gimnasio de karate, daba clases en una escuela y trabajaba con la selección del estado Carabobo (Venezuela) que actualmente competirá en las Olimpiadas, pero la situación económica de mi país era cada vez peor y tomé la decisión de emigrar", relató.

Su idea era radicarse en Perú, pero un amigo lo convenció de venirse a Chile. Sus compañeros de viaje fueron un alumno y su apoderado, quienes también llegaron con la idea de buscar un mejor futuro.

"Venirme de Venezuela es el mismo sentimiento que dejar a la novia y seguir enamorado. Allá está mi familia (mamá y dos hermanas), me conocían por mi trayectoria, yo era alguien y aquí estoy comenzando desde cero", agrega.

Comparaciones

"Yo soy de Puerto Cabello y aquí encuentro mucha semejanza, por ser Iquique una ciudad puerto, además me han dicho que es uno de los climas más amigables de Chile", comentó el sensei, quien es cinturón negro y tercer dan.

Hace muchos años viajó a Santiago como atleta y este año volvió a ir, pero como entrenador, en representación del equipo de la región de Tarapacá.

"Si me ponen a elegir entre Santiago y esta ciudad, me quedo con Iquique, sin duda", afirmó.

Logros

Flores recorrió las principales calles de la localidad en busca de una oportunidad de trabajo, primero trabajó como ayudante en una carpintería y luego logró ser sensei en la escuela Bushido Kan.

Actualmente, el joven se dedica por el día a ser bodeguero en un conocido hotel de la Península, mientras que los martes y jueves entrena a las promesas del karate local.

"Brasil y Venezuela son las potencias en el karate del continente americano. Aquí en Iquique la disciplina es muy tradicional, pero el karate de competencia o deportivo se da mucho al sur de Chile", expuso.

Clases

Flores mide 1,79 mts. y pesa 67 kilos, su delgadez y extremidades largas le favorecen al momento de practicar las artes marciales.

Sus alumnos tienen entre 6 y 18 años de edad, entre ellos hay 7 niñas. "Las niñas evolucionan más rápido, porque están más atentas a las clases", asegura.

El joven se encarga del entrenamiento deportivo y del kumite (combate), mientras el sensei Germán se dedica al kata (figuras).

Su sueño es volver a ser dueño de su propia escuela de karate.

"Yo sé que en cualquier momento y trabajando duro acá lo voy a lograr. Pienso que sería un aporte para la región, con mis conocimientos y también los de otros maestros que quieran complementarme, le daríamos un empuje al karate deportivo en Tarapacá", plantea.

Finalmente, agradece a los apoderados de sus alumnos, a los senseis Germán Fernández y Manuel Otaiza por confiar en él, además a Hugo Roco y Javier Flores, personas que le han tendido la mano en esta aventura de ser migrante en Chile.

"Si me ponen a elegir entre Santiago y esta ciudad, me quedo con Iquique, sin duda"

Pedro Flores,, entrenador de karate y licenciado en Educación Física."