Arqueros
Desde fines del siglo XIX a los porteros se les nombraba con la denominación inglesa. Eran goalkeeper. Luego se castellanizó: arquero, portero, guardameta, guardián, etcétera, y todos aquellos sinónimos que los relatores inventan para diferenciarse uno de otros. Los poetas han hecho de este personaje su tema preferido. Han sido rebautizados como la araña negra, el cóndor, el gato, el loco, el mono, por sólo nombrar cinco. Ubaldo Fillol, campeón del mundo en el 1978 afirmó que en el arco fue feliz.
En Iquique, los que defendieron los tres palos y a la vez fueron campeones de Chile, Roberto Sola, es el que más veces consiguió tocar el cielo. En 1943 (Absoluto además), 1947 y 1955 (de ahí se consagró además Manuel Astorga Carreño). Le sigue Julio Vernal campeón en dos oportunidades, el 1930 y el 1935 cuando la oficina San Enrique representa a Iquique. El año 1937, el ataja penales, Mario Zuzulich, se consagra campeón, en una de las mejores selecciones que hemos tenido. De allí surgió además el gran Santiago Salfate. Zuzulich tuvo una hermana, Yolanda gran basquetbolista. Mario, por venir del baloncesto se convierte en el guardavallas que usaba como amuleto, una cuchara.
Manuel Montecinos, el Loco, en Cavancha, el año 1965, se consagra campeón con ese épico gol de Ahumada. Con Luis Acao en el 1978, aumentan la fama campeonística de esta ciudad.
Se afirma que para ser arquero hay que ser un poco loco. Algo de cierto hay en esa máxima. Sólo a Vernal y a Montecinos se le apodó como tales.
Tuve la suerte de conocer y entrevistar a Sola, Montecinos y Acao. Hay otros locos y arqueros buenos, pero en esta crónica sólo menciono a los que fueron campeones de Chile en el fútbol amateur. Lo anterior para evitar el desgastante "Te faltó…". El loco Campodónico, por ejemplo, fue uno de los bravos al igual que el loquito Ehrlich. Valga este recuento como una forma de traer a la memoria a esos habitantes que vivían bajo los maderos. Maderos que sin duda, provenían del ferrocarril. Vernal, Zuzulich, Sola, Montecinos y Acao, resguardaron nuestros arcos con tanto celo como lo hicieron con sus casas.
"Han sido rebautizados como la araña negra, el cóndor, el gato, el loco, el mono, por sólo nombrar cinco.
Bernardo Guerrero Jiménez, sociólogo."