Haydée Torres: 20 años con su corazón en la Cruz Roja
La voluntaria relató cómo llegó a convertirse en voluntaria en el edificio Patronato de la Infancia.
El ambiente en el edificio Patronato de la Infancia estaba movido. Allí, las cuarenta voluntarias de la Cruz Roja Chilena armaban la celebración internacional de los 150 años de esta institución.
Dentro de este edificio que alberga historias de vidas salvadas a través de la voluntad de estas mujeres, está Haydée Torres Ossandón.
Ella lleva dos décadas detrás de las luchas que día tras día llegan a la filial de la Cruz Roja Chilena en Obispo Labbé con calle Almirante Latorre.
Su historia tiene tanta fuerza que desde un principio, cuando decidió sumarse como voluntaria, tuvo que armarse de creatividad para asistir a las capacitaciones.
El comienzo
"Yo aprovechaba que mi marido subía a la mina y en esa semana venía de lunes a viernes al voluntariado porque no sabía cómo lo iba a tomar mi esposo, porque se trataba de un trabajo voluntario", recordó.
Llegó un miércoles en la tarde, según sus archivos, y al llamar la atendió la presidenta Luz Torres, quien la invitó a pasar para inscribirse e indicarle cómo funcionaba el voluntariado.
"Tenía que venir dos veces por semana, pero como yo podía estar aquí toda la semana, aproveché para capacitarme más rápido porque tenía el tiempo disponible", explicó la iquiqueña.
Logros
Su activismo dentro del voluntariado va de la mano con el espíritu que envuelve el lugar, en donde hace veinte años todo el piso era de madera.
"Nos organizamos con lotas, bingos, envolviendo regalos y bazares para reunir el dinero que necesitábamos para cambiar el piso de madera por uno de mejor calidad porque estaba apolillado y lo logramos", indico y añadió que también lograron restaurar el policlínico que se ubica dentro del edificio.
"Los adelantos que se han hecho en este edificio han sido por esfuerzo de todas las voluntarias que hemos trabajado codo a codo", reconoció.
El año pasado lograron la restauración del salón en donde funciona su Club de Adultos Mayores para lo cual contaron con ayuda de Gendarmería en la mano de obra.
"Ahora vamos por la cocina. Estamos juntando el material de a poquito y cuando tengamos todo pues volveremos a pedir ayuda a Gendarmería", expresó la voluntaria. Agregó que el próximo proyecto es remodelar la fachada del edificio.
Retribución
Así como ella ha ofrecido su vida para ayudar a los demás, Torres vivió en su propia piel la ayuda de la Cruz Roja cuando en el año 2009 sufrió un grave accidente que la dejó con daños severos en su columna.
"A mí se me quebró la columna con pérdida de médula espinal. El doctor me dijo que no iba a caminar más y estuve un año en silla de ruedas", reveló.
Fue en esa oportunidad cuando cada día sus compañeras la trasladaban ida y vuelta de su casa al voluntariado.
"Aquí comencé mi terapia de rehabilitación. Me prestaban un burrito y comencé a hacer ejercicios con muletas hasta que pude caminar", manifestó.
Si bien quedó con una secuela que le produce falta de equilibrio, actualmente puede valerse por sí sola y seguir con su labor como presidenta de esta filial.
"Esa rehabilitación fue de amor y cariño. Yo le debo a la Cruz Roja y a todas sus voluntarias. Yo las amo y veo esta institución como una oportunidad para devolverle todo lo que me ofreció", contó.
Sus habilidades como voluntarias va mas allá de la devoción, pues para Torres esta es su principal labor de vida ya que es la encargada de abrir y de cerrar la Cruz Roja de Iquique.
"Yo llego y abrimos temprano en la mañana y cierro a las seis de la tarde. Todos los días, de lunes a viernes", precisó.
Torres describió que el mayor regalo que reciben es el saludo cordial de alguien que vive en la calle y que las identifica como sus aliadas.
"Nosotros estamos apoyándolos. Es un cariño enorme y nos retribuyen lo que le damos. Nuestra mayor satisfacción es trabajar por esas personas que ya no se pueden defender solas", sostuvo.
Esta experiencia la ayudó a ser más humanitaria, según planteó, porque la hizo ver las realidades de otras personas más allá del problema que tengan.
"Acá vemos muchísimas cosas y dolor. Gente que no tiene qué comer y es terrible. Esto nos hace recapacitar y ser mejores personas para poder ayudarlos integralmente cuando nos necesiten", dijo.
En su opinión, las voluntarias reman hacia un mismo norte y la celebración de este nuevo aniversario fue un momento en donde pueden conversar de sus planes para continuar su labor voluntaria.
"Felicito a mis compañeras porque cada una de ellas está aquí día tras día entregando lo mejor que tienen. La celebración es un espacio para que reciban un pequeño reconocimiento por sus años dentro de la Cruz Roja Chilena", finalizó.
"Nuestra mayor satisfacción es trabajar por esas personas que ya no se pueden defender solas".
Haydée Torres,, presidenta filial Iquique, de la Cruz Roja Chilena."