Secciones

Conmemoran Glorias Navales en Valparaíso

E-mail Compartir

La conmemoración de los 139 años del Combate Naval de Iquique, Punta Gruesa y Día de las Glorias Navales, concentró a 2.279 efectivos de la Armada, Ejército, Fuera Aérea y Carabineros en la Plaza Sotomayor de Valparaíso, donde el comandante en jefe de la Armada, almirante Julio Leiva, pidió a la ciudadanía seguir el ejemplo del sacrificio de Arturo Prat mediante "el heroísmo del cumplimiento del deber de todos los días".

"Para enfrentar los desafíos de la guerra del pasado, Chile necesitó a Prat saltando al abordaje en Iquique. Pero para enfrentar los desafíos del futuro, Chile necesita, todos los días, del ejemplo de vida del héroe naval", dijo la autoridad marítima.

La ceremonia en pleno centro de Valparaíso también estuvo marcada por la entrega de las condecoraciones "Bicentenario" a los estandartes de la Armada, materializada en una medalla dorada que luce la silueta del bergantín "Águila", el primer buque de guerra que tuvo Chile en 1817.

El reconocimiento "al valor" fue para el sargento 2° litoral Hernán Cáceres, quien realizó un exitoso rescate de un padre y su hija, en las aguas de Antofagasta durante 2016.

"Iglesia chilena necesita una urgente renovación"

Santiago Silva, presidente de la Conferencia Episcopal, afirmó en una carta que el episcopado debe encabezar este proceso.
E-mail Compartir

Mauricio Mondaca - Medios Regionales

El obispo Santiago Silva, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECH), afirmó ayer que la Iglesia chilena necesita una "urgente renovación" después de los casos de abusos sexuales que la han arrastrado a la peor crisis de su historia. "Nos corresponde a todos, particularmente a los obispos, animar un proyecto intenso y extenso de renovación eclesial. Y hay que comenzar por el diálogo", manifestó el obispo Silva en una carta difundida ayer en el sitio web de la CECH.

Santiago Silva forma parte de la treintena de obispos chilenos que la semana pasada se reunieron en El Vaticano con el Papa Francisco, que les entregó una carta con parte de las conclusiones de la investigación que realizó el arzobispo maltés Charles Scicluna sobre los abusos cometidos por sacerdotes en Chile.

"Si algo nos quedó claro de aquellas francas conversaciones es que la vida de obispos y sacerdotes no siempre corre por los cauces del Evangelio. Nos apartamos de ellos por nuestros errores y, lo que es más grave, por la comisión de delitos como los abusos de menores", dijo Silva en la misiva difundida ayer.

Tras las reuniones, todos los obispos chilenos pusieron sus cargos en manos del Papa Francisco, una decisión que, según el presidente de la CECH, refleja la voluntad de la jerarquía eclesiástica de que la renovación sea una "realidad".

Según Silva, el Papa les escribió posteriormente un mensaje para agradecer su plena disponibilidad para colaborar en los cambios que se realizarán a corto, mediano y largo plazo para "restablecer la justicia y la comunión eclesial".

Santiago Silva, que es el obispo castrense, reconoció que "muchos no dan crédito" al perdón que los obispos pidieron, por lo que serán necesarias "acciones reparatorias concretas" para demostrarlo. El informe de Scicluna, de más de 2.000 páginas y que recoge el Papa en su carta, denuncia que algunos religiosos expulsados de sus órdenes por abusos fueron acogidos en otras diócesis y recibieron encargos que los llevaron a estar en contacto con niños y jóvenes. También señala que en las denuncias recibidas por abuso sexual "en no pocos casos se calificaron muy superficialmente como inverosímiles lo que eran graves indicios de un efectivo delito".

Según el documento también hubo "negligencias en la protección de los niños por parte de los obispos y de los superiores religiosos" y "destrucción de documentos comprometedores por parte de encargados de archivos eclesiásticos".

Silva destacó que para los obispos es "imprescindible" conocer a fondo el contenido del informe de Scicluna. Francisco convocó a los obispos después de haber constatado que fue mal informado respecto del obispo de Osorno, Juan Barros, a quien acusan de encubrir los abusos de Fernando Karadima.