La idea del Chiricaco para recordar a los personajes
Quiere que se construya un monumento que inmortalice los nombres de las figuras populares de Iquique.
Óscar Cáceres supo a sus 11 años que la vida le cambiaría en todo sentido cuando llegó a la Caleta Riquelme.
En medio de una competencia entre pescadores para ver quién capturaba la primera albacora, surgió su actual apodo: Chiricaco.
"El 'finaíto' que yo represento llevaba por sobrenombre 'El Hocicón chiricaco' y era el pescador Zacarías Flores Flores. Ese día que fui a la caleta mi papá había muerto y yo estaba viendo la competencia sentado a la orilla del mueble", recordó.
Sentado entre morrinos y otros pescadores, Óscar Cáceres escuchó con extrañeza cuando se referían a él como el hijo perdido de Zacarías Flores Flores.
"Escucho que dicen '¡oye Zacarías mira cómo tienes a tu hijo!' y todos se reían. Yo les dije 'el no es mi papá. A mi papá lo van a sepultar hoy. Y de atrás saltó Zacarías y dijo '¿qué sabí vo' lo que hice yo con tu mamá?'", mencionó Cáceres.
Fue en ese momento que entre risas y chistes de los pescadores quedó bautizado como el hijo del "Hocicón Chiricaco".
Su niñez y juventud las vivió en el barrio El Morro, en donde mayoritariamente aprendió sus técnicas de nado y pesca cuando "no había ropa para agua".
"Uno básicamente tenía que lanzarse al mar así nada más. No habían estos trajes de buzos y era difícil pero yo estaba acostumbrado al agua", explicó.
Pescador
Su vida laboral comenzó en el mar en el muelle Prat y no le faltó la oportunidad de tener un empleo para ganarse el pan.
"Aprendí mucho con los pescadores y le agradezco porque si bien el Chiricaco tenía su hijo auténtico, a mí siempre me trataron con mucho cariño mis colegas pescadores", dijo.
Entre albacoras, congrios y trasnoches sus labores continuaron en el mar como "una vida bonita" y luego de tres décadas en el mar su vida tomó nuevos rumbos en tierra firme.
Luego de estar en El Morro su familia se mudó a la calle Sotomayor para luego quedarse a vivir definitivamente en Bulnes, entre Juan Martínez y Amunátegui; un barrio al cual le guarda especial cariño.
"Ahí fundé en 1959 mi baile religioso porque es un barrio al que le tengo mucho cariño: Los Morenos Rusos del Carmen. Ahí seguimos porque esa es mi devoción a La Chinita", explicó.
Entre tanto, una nueva aspiración llenó los pensamientos de Cáceres pues se presentó para hacer el servicio militar, sin embargo, una hernia inguinal le impidió desarrollar esta actividad.
"Mi mamá me dijo que por qué no hacía turrones para vender y yo como era joven le respondí que no tenía muchas ganas, pero ella insistió así que yo aprendí a hacer estos dulces", contó.
Su trabajo consistía en hacer estas masas dulces mezcladas con miel a las que les añadía almendras, maní o alguna fruta de temporada.
"Me enseñó mi mamá y me convertí en uno de los mejores turroneros y me hice amigo de otros vendedores", recordó.
Sus principales lugares de venta eran las afueras de los colegios y los espectáculos de teatro y música que se daban en la ciudad.
"Íbamos al Cine Coliseo. Calculábamos las horas de salidas y arrancábamos con los carritos llenos de turrones. Se vendían por pedacitos porque se hacía una pieza grande. Íbamos a la piscina Godoy y ese tiempo costaban unos cincuenta pesos", sostuvo.
Suplementero
De los turrones pasó a su actual trabajo de suplementero en el cual extendió su conocimiento de los principales personajes que existieron y aún viven en Iquique.
Ahora su lugar de trabajo cambió al Mercado Centenario de Iquique y sus alrededores.
"Me voy por todas las choperías y por el bar Genovés y aunque todos crean que me voy a tomar una cerveza, yo no hago eso. Lo que sí me piden es que pase a firmar en la oficina para poder entrar", recordó entre risas.
Entre "buenos muchachos", como él los llama, están sus amigos a quienes recordó con especial cariño, dado los apodos que los caracterizan y que, como buen chiricaco, quiere que se mantengan en el tiempo.
"Cada apodo tiene una historia y un porqué. Yo en mi cabeza tengo memoria de más de ochenta personajes de Iquique y los ordeno de arriba hacia abajo para que no se me olviden", sostuvo.
A continuación dijo algunos de ellos: "Está Cabeza de Buque y su hijo el Buquecito. Después tenemos a Pan de Leche a quien siempre que molestaban respondía "¿y tu hermana?', la lista es larga", detalló.
Inventores
Las historias que mencionó "Chiricaco" vienen cargadas de humor como por ejemplo la "Comuniti", quien hablaba siempre como si tuviera unos "manos libres" en su oreja. "Cerca de la plaza se ponía a anunciar los eventos que se presentarían en el Teatro Municipal de Iquique con voz de locutor y con la mano puesta en su oído".
"Chiricaco" sigue recordando anécdotas con los personajes de Iquique. "Tenemos a Checarlos, al Chicote. También había uno al que le decíamos 'Torito' porque cuando estaba pasado de tragos se ponía delante de los vehículos y se ponía a pelear. Todos lo quedaban mirando y se reían", mencionó.
Jacobo Ley también está incluido en su memoria porque andaba con un terno largo en el que guardaba pequeños libros que tenía para vender.
"Lo más característico es que siempre andaba con un tarrito de leche condensada. Sólo tomaba eso y vendía sus libros", aseguró.
Y un personaje que se ganó un gran espacio fue una dama muy elegante y de belleza inigualable a quien apodaban "La Pinocha".
"Era una joven muy hermosa y tenía un gusto especial por los militares. Supe que después terminó casada con un teniente en Antofagasta. Así que la chica pudo cumplir su sueño", destacó.
Otra figura que recordó fue a "Pinocho Harina", a quien molestaban diciéndole "Pinocho Polilla" porque la harina que vendía estaba apolillada.
Entre todos estos recuerdos Cáceres hizo una pausa y recordó que hace más de un año no puede trabajar luego de sufrir un atropello que lo mantiene fuera del ruedo, como él lo describió.
"Pero eso es lo de menos, cuento con mi familia y con mis amigos. Ahora lo que estoy haciendo es activándome porque quiero ir a bailarle a mi 'Chinita'. Ella me ve y sabe que podré bailarle y darle esa sorpresa a mi Virgen del Carmen".
Chiricaco, además, se propuso un desafío de inmortilizar a los personajes populares de Iquique a través de la construcción de un monumento que los recuerde por siempre. Para concretar su anhelo, necesita el apoyo de la comunidad.
"Uno básicamente tenía que lanzarse al mar así nada más. No habían estos trajes de buzos y era difícil".
Oscar Cáceres, el Chiricaco, sobre cómo se inició en el trabajo de pescador."
"... había uno al que le decíamos 'Torito' porque cuando estaba pasado de tragos se ponía delante de los vehículos".
Oscar Cáceres,, sobre los divertidos apodos, del Iquique antiguo."