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"Los niños deberían crecer en un ambiente multicultural"

La docente británica obtuvo el Global Teacher Prize, considerado el Nobel de la Educación. En entrevista con este medio, durante su reciente visita a Chile, destaca la importancia de elevar estándares y atender las individualidades de los alumnos.
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Stephanie Ríos Molina

En marzo pasado, la docente británica de arte Andria Zafirakou (39) recibió el Global Teacher Prize, premio más conocido a nivel internacional como el Nobel de la Educación. Más de 30 mil profesores de todo el mundo postularon al reconocimiento que terminó en las manos de esta académica, quien trabaja en la Escuela Alperton Community, recinto educativo ubicado en el barrio Brent, en Londres, uno de los lugares étnicamente más diversos de ese país, en el que se hablan más de 100 idiomas.

La mayoría de los alumnos de Zafirakou proviene de algunas de las familias más vulnerables de Gran Bretaña. Muchos de ellos comparten casa con otras cinco familias, la mayoría expuestas a la violencia y a las drogas. La tarea de Andria a lo largo de su carrera ha sido ganarse la confianza de sus pupilos y rediseñar, a través de sus clases de arte, un plan de estudios desde cero, con la ayuda de otros docentes de la escuela británica. Así es como logró formar, junto a un profesor de música, un coro multicultural y crear horarios alternativos para permitir deportes para niñas que no ofendan a las comunidades conservadoras, entre otros logros.

Amor por enseñar

La docente, que además del premio en sí recibió US$ 1 millón, visitó nuestro país esta semana, en el marco del lanzamiento del Global Teacher Prize Chile, instancia organizada por Elige Educar. En entrevista con este medio, Zafirakou cuenta qué significa este reconocimiento en su carrera, cuáles son los desafíos en una sala de clase e, incluso, cómo se podría mejorar la educación.

- Treinta mil profesores más estuvieron nominados. ¿Qué siente al haber sido elegida como la mejor?

-Siento que es todo un privilegio y un tremendo honor. Ha sido una experiencia muy sobrecogedora y es un reconocimiento que tomo con mucha humildad. Día a día trato de convencerme que quizás no soy la mejor profesora del mundo, porque de seguro hay otros docentes que hacen una labor mucho más admirable que la mía en sus respectivas comunidades, pero creo que he sido extremadamente afortunada solo de haber sido nominada y tener la oportunidad de promover la enseñanza.

-Aparte del premio en dinero, ¿qué significa este reconocimiento?

-Es lógico que el dinero siempre ayuda (ríe), pero lo que más siento es que hoy, gracias a este premio, es que represento a la voz de los profesores del mundo. Esta ha sido una gran oportunidad para promover mis modelos educativos, trabajar con otros docentes y mejorar, gradualmente, la calidad de la educación desde las aulas.

-¿Es una gran responsabilidad?

-Absolutamente. No solo a nivel personal, sino que también represento al gremio de los profesores, a la escuela en la que trabajo y al Reino Unido.

-¿Cuál es su motivación diaria para educar a sus alumnos?

-Amo mi trabajo. Es mi pasatiempo preferido en la vida y, cuando eso ocurre, uno es afortunado de poder desarrollar lo que ama. Enseñar es como sangre que corre por mis venas y se me da de manera muy natural. Amo trabajar con gente joven y siento un gran compromiso y empatía con mis estudiantes. Lo que más aprecio es cuando vuelven a visitarme una vez ya egresados y me dan las gracias por las herramientas que les entregué.

Calidad

Zafirakou trabaja con niños de diferentes nacionalidades. La académica indica la importancia de la multiculturalidad y la diversidad en las salas de clases desde la infancia y cómo logró implementar un exitoso modelo educativo.

-¿Cómo es educar a tantos niños de diferentes etnias?

-Es rutina ya, es parte de mi vida normal y es algo que disfruto mucho hacer. Es muy emocionante poder educar a todos los niños por igual. Es una oportunidad maravillosa para celebrar la diversidad, aunque reconozco que en un principio significó un tremendo desafío. Me encanta tratar con ellos a diario porque lo hacemos en un ambiente muy seguro como es en el colegio, donde no hay ningún espacio para la discriminación. Creo que desde pequeños los niños deberían crecer en un ambiente multicultural para que aprendan a trabajar con todos sin tratar diferente a nadie.

"Hay que enfocarse en la individualidad de cada estudiante (...) Uno les entrega herramientas no solo para llenarlos de conocimientos, sino que para criar seres humanos reflexivos y conscientes de su entorno"."