Problemas en las cárceles
Con el caso de los reos formalizados por torturar a dos imputados por el robo con homicidio de una funcionaria de la Universidad de Chile en la cárcel Santiago Uno, reviven los cuestionamientos hacia la labor de Gendarmería.
El caso es uno más de los múltiples crímenes al interior de los penales, donde en muchos de ellos no se conocen los culpables. La región no está ajena a estas situaciones y solo basta recordar que hace pocos meses se entregó la libertad condicional a una persona que estaba formalizada por un homicidio al interior de la cárcel de Alto Hospicio.
El principal problema es que en la mayoría de estos casos es muy difícil que las investigaciones encuentren culpables, con cámaras de vigilancia que no funcionan o que en el momento en que ocurren no había un funcionario presente.
Pero la problemática de control al interior de los recintos carcelarios va mucho más allá y es sabida la utilización de teléfonos celulares por los internos, muchas veces para la ejecución de delitos, donde se han desarticulado bandas cuyos líderes operan desde dentro.
Hay una clara necesidad de un mayor control en los penales, para lo cual se deben generar las auditorías respectivas tanto en el manejo de las cárceles, como el control de los funcionarios, quienes están constantemente sometidos a la gran presión que significa una labor tan delicada como el resguardo de los reos.
A esto se suma el hacinamiento existente en los penales, donde según datos recientes, más de 43.500 personas cumplen algún régimen y de las cuales 13.900 están en prisión preventiva.
Es claro que se requieren más recursos, los cuales son muy difíciles de conseguir cuando se trata del gasto en los reos. No obstante, es importante que por el momento se pueda mejorar la gestión, optimizando los recursos y así frenar estos hechos, donde si bien son personas que están cumpliendo una pena, es deber del Estado que esta se ejecute como corresponde, es decir, ni con una sanción menor a la que exige la ley, ni una extra que significa sufrir otro tipo de vejámenes.
Si no hay mejoras en el sistema carcelario, es casi imposible siquiera pensar en el proceso de rehabilitación y de reinserción social de quienes delinquen.
"Si no hay mejoras en el sistema carcelario, es casi imposible siquiera pensar en el proceso de rehabilitación".