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Dejó su sueño de futbolista por su hijo chileno

Blaise Momo está desde hace 15 años en Suramérica entre Uruguay, Bolivia y lleva siete en Iquique. Su vida gira en torno a su familia y al trabajo.
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Crismary Castillo Marengo

Alos 18 años Blaise Momo dejó Douala, una ciudad costera ubicada en el suroeste de Camerún para enrumbar su futuro como futbolista profesional hacia Suramérica.

Llegó a Uruguay directo a Tacuarembó de la mano de un manager francés que lo contrató junto a otros tres futbolistas cameruneses para participar en la liga local.

Su vida como futbolista en el sur del mundo le dio la oportunidad en primer lugar de aprender el idioma español.

"Cuando llegué enseguida me interesé en aprender bien el idioma. La esposa de un compañero del equipo era profesora y ellas nos enseñó principalmente los verbos que necesitábamos para hablar bien", expresó Momo.

En efecto, el joven camerunés comenzó a conversar en un tercer idioma, (habla inglés, francés y el dialecto foreke dschang), con la ayuda de diccionarios y muchas horas de televisión en español.

"Estuve durante dos años en Uruguay y de ahí salió la opción de ir hasta Bolivia para estar en un equipo de fútbol de La Paz en el que jugué por cuatro años", recordó.

Y llegó el amor...

Luego de seis años dedicados al fútbol conoció a la madre de su único hijo. En Bolivia comenzó una relación con la mujer que lo traería definitivamente a Chile.

"Estuvimos 'pololeando' un buen tiempo y en un par de años decidimos que era tiempo de tener un hijo. Así que ella salió embarazada y, cuando faltaba poco para que diera a luz me dijo que el bebé tenía que nacer en Chile", sostuvo.

Tras esta imperiosa solicitud y una lesión que lo dejó fuera de las canchas, Momo siguió los pasos de la madre de su hijo y tomó un autobús para Iquique.

"Fue toda una aventura venir a Chile porque cuando veníamos en camino mi señora me avisó que el autobús había perdido dos ruedas traseras y seguí andando", recordó con humor Momo.

Su llegada a Chile significó el inicio de una etapa con cambios importantes en sus prioridades de vida.

A días de estar en Iquique nació su hijo y Momo también nació como un nuevo obrero en la construcción de caminos en Calama.

"Trabajaba en una empresa en Calama con turnos de 20 por 10. Así que viajaba siempre cada mes para estar con mi familia", comentó.

En cuanto a los momentos que mantiene en su memoria sobre Chile expresó que no la pasó muy bien en los terremotos de abril del 2014.

"Yo de verdad que no había pasado por algo así. Entonces me apuré en tomar a mi hijo en brazos y nos fuimos a Alto Hospicio a dormir en una plaza", dijo.

Ni los terremotos, tsunamis o la separación de su mujer han hecho que Momo se cambie de país porque se mantiene desde hace siete años en Iquique.

Esa es la edad de su hijo y según contó, el pequeño es quien lo motiva a seguir trabajando en Chile.

"Estoy aquí por mi hijo. Trabajo como bodeguero en una importadora de ropa en los galpones de Zofri. Es un país en el que siempre he trabajado desde que llegué", detalló.

A su primogénito Momo le contó de dónde viene y porqué está aquí. "El sabe que soy de Camerún y conversamos sobre mi país. Cuando el tenga la mayoría de edad me gustaría que pueda viajar a conocer Camerún", indicó.

Y el sueño de volver a Camerún está por realizarse porque Momo tiene como próxima meta viajar dentro de dos años.

"Es necesario volver a la raíces. Pienso que volver estará bien porque hace más de quince años que no veo a mi familia y compartir con ellos por un mes me servirá para renovarme", planteó.

Finalmente Momo describió que gracias a la tecnología puede hablar a diario con su familia y amigos por WhatsApp.

"Antes no contábamos con nada de estas cosas. Ahora disfruto de la cazuela, del pisco chileno y también del seco de carne que hacen los peruanos. Yo me adapté rápido a Chile".

"Estoy aquí por mi hijo. Trabajo como bodeguero en una importadora de ropa (..) Es un país en el que siempre he trabajado".

Blaise Momo, migrante de Camerún."