Se esperaba que la economía de Brasil tuviera un crecimiento alrededor del 3% para el presente año, estas expectativas se fundamentaron durante el 2017 porque logró aumentar su actividad en 1%. No obstante, durante este primer semestre no ha logrado el dinamismo adecuado para sostener un aumento de su crecimiento, proyectándose para el presente año un crecimiento cercano del 1,7 %.
La crisis que tuvo en 2015 y 2016, la peor de su historia calificada así por muchos economistas al caer su PIB en 7 puntos, con una balanza comercial negativa que comenzó a recuperarse en forma sostenida a partir de abril de 2016, no ha sido suficiente para lograr el reinicio de una senda de crecimiento más estable para los próximos años.
El índice de producción industrial ha vuelto a tener el comportamiento de la crisis del 2015 y 2016, solo a fines del último trimestre del 2017 tuvo un periodo estacional de recuperación, pero nuevamente se ha reducido, derivado de la caída de la construcción y del consumo interno.
El índice de confianza empresarial está bajo aún, producto de la incertidumbre de las elecciones presidenciales del presente año, donde no se tiene claro en términos de expectativas de quién será el próximo ejecutivo con su respectivo programa de gobierno. Algo similar ocurre con las expectativas de los consumidores que no ha logrado remontar como los años anteriores a la crisis. Y además el desempleo, aún se mantiene sobre los dos dígitos cercano al 13%. El bajo dinamismo del consumo interno ha afectado el uso de la potencialidad de su capacidad productiva.
A pesar de estas cifras, el sector económico agronegocios se mantiene bastante activo, podría ser muy significativo para los próximos años, derivado de la guerra comercial que se podría desatar entre EE. UU. y China. Brasil sería un excelente socio comercial para esta última, con las inversiones que ha ido realizándose con recursos de capitales chinos, entre los años 2003 y 2016, donde Brasil captó el 56,4% de lo invertido en la Región Latinoamericana.
Se destaca el hecho que los estados brasileños Acre, Mato Grosso, Mato Grosso del Sur y Rondonia se complementan con los departamentos bolivianos del Beni, Pardo y Santa Cruz, poseen como actividad principal el agronegocio, y al ser limítrofes con Bolivia y Paraguay, significaría una mayor actividad para ZOFRI.
"La crisis que tuvo en 2015 y 2016, la peor de su historia".
Héctor Varas M., economista"