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Los relatos que guarda el camino de la peregrinación

Varios caminan hasta más de cuatro horas y llevan consigo una manda que mantiene, cada año, viva su fe.
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Francisca Cabello Iriarite

Un largo recorrido es el que viven los peregrinos hacia el Templo de La Tirana y estuvo respaldado por jóvenes que ayudaron en las siete estaciones, donde les daban agua y apoyo para seguir. Matías Sepúlveda fue uno de esos voluntarios que por segundo año sirvió en esta etapa y sostuvo que esta experiencia es importante para dar una palabra de aliento y para ser el oído de los devotos.

El joven que pertenece al grupo Misión Joven de la Iglesia San Norberto, expresó que "muchos vienen para que nosotros los escuchemos, nos cuentan sus penas, sus mandas y nosotros como misioneros aliviamos esa carga, quitamos quizá un poquito de esa pena y la llevamos con nosotros, la guardamos para que ellos puedan seguir esta peregrinación junto a la Madre, junto a Jesús que es muy importante y nosotros nos llenamos de eso y crecemos como personas y de forma espiritual".

Historias

Realizando el recorrido en solitario por opción propia, estaba Angélica Corrales que vino desde Antofagasta para cumplir con la Virgen del Carmen. Lleva 17 años asistiendo a esta fiesta y su ranking era de cuatro horas y media cuando inició, pero se alegra al decir que ha logrado bajar a tres horas en el último tiempo.

Su sonrisa desaparece y su ojos se ponen brillantes cuando habla del porqué está viviendo esta peregrinación, y es que la razón radica en una manda que realizó para su hijo, quien padece de epilepsia.

"Mi caminar es por él, tiene 28 años y la promesa que hice de venir todos los años le ha servido totalmente", afirmó la madre a quien le volvió esa alegría al comentar que gracias a sus rezos a la Virgen y al Señor, su hijo este año no ha sufrido ninguna crisis, a pesar de no tomar medicamentos.

La decisión de venir a vivir esto siempre sola, ha sido porque utiliza ese tiempo para el rezo, "voy orando por mi familia, si voy con otra persona es conversar sobre lo cotidiano y lo cotidiano no puede estar en este camino para mí, solamente mi fe", confesó.

Una familia también oriunda de la Segunda Región, quiso estar presente en el pueblo de La Tirana. Jacqueline Cavieres paga esta manda hace seis años y por primera vez la acompañaron sus dos hijas y nietas.

Este grupo de mujeres se preparó, llevaron botellas de agua y hasta sombrillas para para capear los rayos ultravioletas que se hacían sentir en un día nublado. "Todas estamos haciendo una manda, más que nada por nuestros hijos y por la salud de todos nosotros, por eso yo le dije a ella (Virgen del Carmen) que todos los años que me tuviera con vida y salud yo iba a venir para acá", contó Cavieres.

Tercera vez que Carlos Gutiérrez camina aproximadamente diez kilómetros para llegar hasta el templo, pero es devoto desde que tiene noción y con los años se ha acostumbrado al ritmo sin agotarse. Algo que no fue igual para su esposa Denisse Vicencio, quien desde pequeña vive esta fiesta pero nunca lo había hecho caminando y simplemente quedó "agotada". Sin embargo, quisieron cumplir con esta meta y hasta los acompañó su hija de 15 años.

El padre de esta joven familia contó que su "manda es porque nació mi hijo chiquitito que se llama Julián, por eso vine a darle las gracias a la Chinita por todo. Habíamos pasado una experiencia media triste anteriormente y pedí para que ahora saliera todo bien", manifestó Gutiérrez, a quien, agregó, efectivamente la Virgen le cumplió y trajo a sus vidas este esperado nacimiento.

Una persona que conmovió a más de una persona en el pueblo fue Juan Reyes, quien estaba haciendo los últimos esfuerzos en la esquina de la iglesia, arrastrándose poco a poco para llegar a cumplirle a La Chinita.

Sus ropas empolvadas y manos dañadas por todo el recorrido, no fueron impedimento para el santiaguino que por primera vez estaba haciendo esto. "No importa el sacrificio, vale mucho más de lo que significa un dolor. Si tengo que hacerlo lo haría de nuevo", afirmó el hombre que lleva 28 años en Iquique, y que su familia fue la razón principal del promesante.

"Si voy con otra persona es conversar sobre lo cotidiano y lo cotidiano no puede estar en este camino para mí, solamente mi fe".

Angélica Corrales, peregrina."