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Historias de fe reúnen a miles de fieles del "Lolo"

Feligreses acuden a ver al patrono de Tarapacá para agradecerle de diversas maneras los favores concedidos.
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Jhosaida Piñango Hernández

Al mediodía y bajo un sol inclemente en la ruta 15-CH, iban caminado Francisco Miranda Martínez y José Cayo Butron.

Amigos desde la infancia, hoy -ayer- compañeros de ruta, con un mismo destino en común: el pueblo de Tarapacá.

Ambos coincidieron, como en años anteriores, en caminar hasta el poblado del "Lolo", por una fe colmada de agradecimientos.

En el caso de Cayo Butron su fe es heredada y reforzada desde cuando tenía ocho días de nacido, ya que padeció una obstrucción de intestinos, por lo que tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica, de la cual hoy tiene la oportunidad de contar.

Contó que los médicos tuvieron mucho que ver, "pero también el lolo hizo lo suyo".

Partieron de Iquique muy temprano a Huara. Luego a las 8:30 horas emprendieron su recorrido de 30 kilómetros hacia Tarapacá con apenas un morral cada uno y varios litros de agua.

Sus medidas de precaución fueron caminar por la berma en sentido contrario, para poder observar el tránsito y llevar chalecos reflectantes para no pasar desapercibidos.

Cuatro horas más tarde, bajo el mismo calor sofocante, el par de jóvenes llegó a Tarapacá, para decir "Lolo, aquí estamos".

Fe inquebrantable

Una vez en el pueblo comienzan a escucharse el compás de las bandas que traen consigo a decenas de bailarines llenos de color.

Era la ocasión de la Diablada Sociedad Religiosa Siervos de San Lorenzo, entre ellos, los cargadores de la imagen del patrono de los mineros.

Allí, Juan Luza, un hombre con una muleta que eleva con emoción y orgullo a San Lorenzo.

"Lo que me mueve es la fe. A mi hace diez años me diagnosticaron un tumor al hueso de mi pierna derecha, y pensé que eso sería todo; pero no, me aferré con fe a él, al Lolo, y aquí estoy", dijo Juan.

Ahora él, lleva cuatro años alzando a San Lorenzo, y no lo hace como una manda, sino como un acto de agradecimiento.

Tradición

Estos son dos hechos de tantas historias que alberga la tradicional fiesta religiosa.

Entre calles llenas de colores hay casas repletas de personas que se preparan para salir a danzar sin parar durante 40 minutos.

Es el caso del Cuerpo de Baile Cullagua de San Lorenzo, fundado en octubre de 1993 por la familia de Alberto Cantillana Vargas.

Lo que inició hace casi 25 años entre 22 familiares hoy alberga a más de 75 bailarines.

"Para esa época mi padre sufrió un paro cardíaco, y dijeron que podría no sobrevivir a ello. Hoy aún contamos con la dicha de tenerlo entre nosotros, y yo creo que la fe mueve montañas", dice Cantillana.

Cuenta que, desde entonces, cada año al terminar la fiesta de San Lorenzo comienzan a preparar su entrada para el siguiente año.

"Primero ensayamos dos veces al mes, luego de La Tirana todos los días. Aquí no solo se trata de un baila, es más que eso, es un acto de fe", concluye.

Más tarde, en el templo de Tarapacá Ofelia Lazo, inclinada frente altar del santo, expresó "Gracias Lolo, por ti estoy viva".

Lazo, oriunda de Valparaíso, contó que en abril de este año sufrió una herida en la mano izquierda que no supo curar y que desencadenó una gangrena en todo su brazo, por lo que le pidió a San Lorenzo por su vida, y este le concedió el milagro.

"Me aferré a él, al 'Lolo', y aquí estoy (...) Me diagnosticaron un tumor (...)

Juan Luza"