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Jonathan Álvarez

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Jonathan Álvarez (31) nació en una humilde familia que fue una de las que comenzaron a poblar la comuna de Alto Hospicio. Allí se crió y vivió gran parte de su vida que siempre estuvo ligada a las danzas urbanas. Su madre lo motivaba a bailar con sus amigos del pasaje y esta cultura siempre estuvo presente entre él y su entorno.

Escuchaba la música de los exponentes nacionales e internacionales, sabía que en su comuna se respiraba el rap y las distintas ramas de la música negra, pero lo que escaseaba era el baile. Mostró el talento suficiente para poder tomar talleres de la Escuela Artística Violeta Parra, luego de que una profesora se lo ofreciera y estuvo aprendiendo ballet desde los 14 a los 21 años.

Siempre vio el mundo artístico como un hobbie pero cuando estaba estudiando en la universidad, Jonathan decidió dedicarle más tiempo a lo que representaba la cultura hip hop y comenzó a viajar por Sudamérica para formarse como un profesional en el street style.

La multiculturalidad que siempre vio en Alto Hospicio y sus raíces indígenas hicieron que sus valores de arraigo con su región siempre estuvieran presentes, pero lo que nunca imaginó es que eso lo llevaría a formar como persona y como profesional.

Fue en ese entonces, que con un grupo de amigos formó un conjunto de baile urbano que tenía como objetivo formar artistas y también representar al norte en festivales y competencias. Tras diez años de su nacimiento, hoy lleva el nombre de Centro Cultural Semillarbol, un espacio que formuló y gestó Jonathan.

- ¿Cuáles son las herramientas que quieres entregarles a las nuevas generaciones de Alto Hospicio?

- Desde el ámbito profesional, necesito viajar y consolidar mi carrera como artista, o sea tengo que ofrecer un nivel mucho más alto de conocimiento en la danza y en la cultura hip hop. En relación a la comunidad siempre hemos estamos generando hitos, porque acá no se ha hecho nunca antes, entonces todo lo que nosotros hacemos de cierta manera son hitos importantes para la región. Yo personalmente quiero entregarles valores a los jóvenes y a los niños, porque en verdad podemos concretar nuestros sueños y anhelos solo en base a nuestra dedicación, independiente de lo que uno quiera ser.

- ¿Qué esperan realizar como Semillarbol?

- Queremos consolidar esta zona como un foco importante de desarrollo del hip hop y de las danzas urbanas. Sabemos que Alto Hospicio es la comuna que tiene mayor población juvenil entonces buscamos que este movimiento sea parte de la oferta de todos los jóvenes, que esté en el diario vivir de todos y que tengan posibilidades de aprenderlo de manera más profesional, que esté inserto en la parrilla programática de los colegios y en la comunidad local, queremos que esto sea reconocido y un aporte para la sociedad, que no sea un movimiento que solo represente a unos pocos.

Óscar Meneses

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La vocación de ayuda al prójimo ha caracterizado la estadía de Óscar Meneses Aguilera (23) en Iquique, quien llegó a vivir a la ciudad cuando tenía 19 años para jugar en las inferiores de los Dragones Celestes. Actualmente lleva una rutina donde ser voluntario ocupa gran parte de sus días.

Ingresó a los 11 años al Cuerpo de Bomberos para seguir el legado de su fallecido padre y decidió ocupar su casaca en su ciudad natal Calama.

Cuando llegó a Tarapacá, ha seguido con la firme convicción de querer generar un cambio en la comunidad. Ha participado en campañas del Hogar de Cristo y la Fundación Las Rosas, y activamente en los trabajos comunitarios que realiza la Universidad Santo Tomás, donde estudia Técnico en Enfermería, luego de haberse recibido como prevencionista de riesgos. Además, fue una mano ayuda en el incendio de Valparaíso en 2014, y actualmente es el coordinador regional del voluntariado Vive tus Parques, de Injuv.

El entusiasmo y liderazgo que mostró en la casa de estudios lo hicieron beneficiario de una beca para participar como voluntario en África, continente donde estuvo durante cuatro meses. En Etiopía, prestó servicios para la tribu Nyangaton, lo que generó un cambio rotundo en su mentalidad. A su regreso tenía todas las ganas de generar una comitiva de voluntariado pero de carácter permanente y lo logró, ya que el año pasado conformó el servicio de voluntariado llamado "Payu".

- ¿Qué herramientas y actividades se entregan en "Payu"?

- Lo primero es la formación de voluntarios íntegros que sean capaces de ponerse la camiseta y poder hacer de todo, nosotros nos caracterizamos por eso, de ser capaces de hacer de todo, lo que se nos presente lo hacemos. Hemos trabajado en toda la región, Pica, Sibaya, Colchane, Pisagua y Tarapacá. Realizamos actividades de mejoramiento de espacios públicos, intervenciones sociales, operativos, educación, reconstrucción, fabricación de muebles ecológicos, charlas motivadoras y de liderazgo.

- ¿Cómo fue la experiencia en África y cuál es la motivación que te lleva a ser voluntario?

- Hice de todo, ahí era agricultor, constructor, psicólogo y amigo en esa tribu donde nos quedamos en carpas en medio del desierto. Para mí siempre la motivación ha sido querer generar el cambio en todas las personas, o sea de darles ese granito de esperanza de que no todo está perdido (...) Es poder ayudar a la gente y sacarles una sonrisa, no importa el cansancio, no importa nada si veo a las personas contentas, a pesar de que todo pueda estar malo pero siempre tirando todo "el fua", esa es una satisfacción única y me motiva día a día empezar a cambiar a la sociedad.