Investigadores de la Unap descubren hongo que degrada bolsas plásticas
Equipo de profesionales y estudiantes identificaron especie tras dos años de trabajo científico.
Luego de dos años de investigación, un equipo interdisciplinario de profesionales y estudiantes de la Universidad Arturo Prat (Unap) descubrieron un hongo capaz de degradar, en condiciones de laboratorio, el 35% de una bolsa plástica en un mes.
Aunque lo tienen identificado, aún no pueden revelar de qué especie se trata ya que falta patentarlo. Sin embargo, afirmaron que es un hongo hallado en el desierto cuya especie se pudo determinar tras someterlo a una secuenciación genética en un laboratorio de Seúl donde se estableció su genoma (conjunto de genes).
El inicio de esta investigación se remonta a una experiencia doméstica que tuvo el microbiólogo Patricio Núñez, quien en un día de lluvia decidió proteger su techo con plástico. Después de mucho tiempo fue a retirarlo y notó que este se había desintegrado parcialmente.
El profesional tomó una muestra y al analizarla notó que había microorganismos asociados a ese proceso, por lo que surgió la idea de que estos podrían degradar los plásticos. A partir de ello se generó el proyecto "Centro piloto de biodegradación experimental de bolsas plásticas en el centro comercial de Iquique".
Quince muestras
Según explicó la directora general de esta iniciativa, Rocío Tíjaro, el trabajo partió tomando 15 muestras de plásticos con signos de biodegradación las cuales se obtuvieron en el desierto de la región, entre Pica y Alto Hospicio. Los microorganismos hallados se sometieron a cultivo en placas de petri en laboratorio, siendo el plástico la única "comida" que tenían a su disposición.
En dichas condiciones de bioensayo, los microorganismos en estudio, que fueron tres especies de bacterias y tres de hongos, sobrevivieron.
Después de más de un año de pruebas, el equipo de investigación logró determinar las tasas de degradación que lograron cada uno de estos en un mes. Algunos alcanzaron entre un 20 y 25%, en tanto hubo un hongo que alcanzó una tasa de 35%.
Habiendo determinado esto, llevaron este trabajo a una siguiente escala y se comenzó a trabajar con un prototipo de biorreactor. "Primero había que saber qué condiciones tenía que tener ese prototipo, de PH, temperatura, oxígeno para así sobreproducir los microorganismos y cultivarlos en este reactor con el plástico para que nos diera las tasas de degradación que necesitamos", precisó Tíjaro.
Segunda etapa
Actualmente están en fase de cierre de la investigación financiada por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC), sin embargo, ya se proyectan a una segunda etapa dado que lograron identificar que no solo se puede trabajar con el microorganismo en sí, sino con alguna proteína de este con el que se podría desarrollar un kit enzimático para aplicar en vertederos o rellenos sanitarios.
Y si bien en distintas partes del mundo se ejecutan este tipo de investigaciones, Tíjaro recalcó que el microorganismo hallado por el equipo local potencialmente podría ser más eficiente porque está adaptado a un ambiente como el desierto más árido del mundo "donde no hay materia orgánica".