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Las historias de Avemisio, el conductor del popular tranvía

Avemisio Catalán lleva 13 años dedicado a manejar el carro y tocar su campana de bronce en cada esquina.
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Karina Sánchez

Tiene 82 años, de los cuales 13 ha dedicado a conducir el tranvía que se pasea por la calle Baquedano, sobrevivió a un tumor en una pierna y a la leucemia, cuyo tratamiento cumplió en Santiago, esas fueron las únicas veces que ha pedido permiso para ausentarse de su trabajo, al menos es lo que cuenta Avemisio Catalán.

"Hace 10 años me salió un tumor en la pierna y en Santiago duré ocho meses de tratamiento con radiación, luego me descubrieron la leucemia y volví a cumplir con el tratamiento", relata como una anécdota más de su vida.

Este hombre llegó a Iquique en el año 2000, junto a su esposa y sus dos hijos, todos provenientes de Quillota, comuna de la región de Valparaíso.

Recuerda que en el 2005 se le presentó la oportunidad de trabajar como conductor del tranvía y no dudó en aceptarlo. "El alcalde no quería a un joven, quería a una persona mayor que fuera acorde a la antigüedad del carro".

Recorrido

El conductor relata que el tranvía se inauguró en el 2004 y que al principio tenía dos conductores, pero hace 10 años quedó él solo al mando.

Siempre se le ve callado y atento de tocar la campana de bronce varias veces, cada vez que llega a las esquinas que forman parte del recorrido, desde la Plaza Prat hasta la Plaza 21 de Mayo.

"Yo no converso con la gente, porque me dedico a mi trabajo, pero sí escucho lo que hablan por el camino", afirma Catalán.

A través del botón de un control que conecta al motor de la máquina, el hombre pone en marcha y detiene el tranvía de dos pisos, elaborado en madera de Pino Oregón, el cual se desplaza a una velocidad máxima de 5 kilómetros por hora, de allí que los pasajeros sienten que ven todo como en cámara lenta.

Cuenta Catalán que los turistas argentinos y los de otras regiones del país son los que más les gusta pasear en el tranvía, a diferencia de los extranjeros que llegan de paso en los cruceros, quienes se limitan a tomar fotografías y siguen su camino.

Rutina diaria

Avemisio dice que hace 4 viajes diarios, de lunes a viernes, mientras que los fines de semana solo hace dos cada día.

Su jornada comienza a las 5:30 de la mañana, porque vive en Alto Hospicio y prefiere llegar antes de las 7 a Iquique, a fin de evitar los tacos de la bajada y la aglomeración de gente en los microbuses.

A las 13 horas toma un descanso para la colación, que puede ser un pan con mantequilla y un té, porque a las 18:30 horas retorna a su hogar, donde lo espera su esposa con un delicioso almuerzo.

"Mi hijo trabaja en la Fiscalía y mi hija es profesora, tengo tres nietos y les gusta ir a comer a la casa, porque la abuela cocina rico", afirma.

Catalán solo tiene motivos para agradecer, de allí que dice: "No tengo nada de qué quejarme, porque tengo salud, trabajo y una hermosa familia".

"Yo no converso con la gente, porque me dedico a mi trabajo, pero sí escucho lo que hablan por el camino"

Avemisio Catalán,, conductor del tranvía."