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[salud y psicología]

Trucos para que los niños tengan una sonrisa blanca y saludable

Supervisar el cepillado de los pequeños, especialmente antes de acostarse, y lavarse los dientes junto a ellos, son algunos de los consejos de los especialistas para formar hábitos saludables en los más pequeños.
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Michael Seguel P.

Para tener dientes blancos -no al nivel del filántropo Leonardo Farkas, pero sí de un color saludable-, la higiene bucal debe comenzar desde temprano. Los padres cumplen un rol clave en establecer los hábitos de cepillado, la elección de la pasta y hasta el tiempo que deben estar los niños lavándose los dientes. "En relación al hábito, éste se tiene que formar desde que el paciente nace", dice el dentista de la Clínica Oral Facial de Santiago, Cristián Venables.

El profesional aconseja que los padres supervisen a los niños hasta los 12 años, para generar un hábito de cepillado correcto. "Después de los 12 años, debieran tener el hábito", dice.

El odontólogo explica que "los niños debieran empezar a lavarse solos los dientes a partir de los cuatro años. Uno tiene que estar supervisándolos y es muy importante revisar el cepillado, porque los niños no tienen la técnica para llegar a todos los lugares, sobre todo los molares superiores, que son los que van a durar toda la vida".

De 3 a 4 minutos

Venables recalca que es fundamental cuidar la calidad de la higiene bucal y para eso recomienda realizar un cepillado suave, de entre tres a cuatro minutos.

"Los padres deben notar que se haya removido la placa bacteriana. Esto se ve. Es cuando le pasas el dedo sobre la superficie de los molares, de los dientes (por la boca del niño) y sale una sustancia media blanquecina. Al pasar el cepillo dos veces, esa placa bacteriana ya salió. Por lo tanto, no es necesario estar una hora con el cepillo", dice Venables.

Mientras, la odontopediatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Silvia Espinosa, afirma que se puede extender el tiempo de cepillado "por un mínimo de cinco minutos".

La imitación

Es bueno que los niños vean lo que usted hace como padre o madre. Por eso, lavarse los dientes junto a su hijo ayudará en el proceso de aprendizaje del niño.

"Pasa a ser una actividad más lúdica y que los niños asocian a algo divertido", dice Venable.

Ojo que ambos expertos coinciden en que no es necesario que este acompañamiento se haga después de cada comida, ya que los horarios del trabajo y la rutina lo complican.

"En la mañana y antes de acostarse es ideal", dice Venable.

El odontólogo añade que "en la noche es cuando mayor daño pueden hacer las bacterias bucales y, en el largo plazo, provocar caries".

El cepillado

En cuanto al cepillado, Venables recomienda que "la técnica de cepillado (sea) suave. Si quedan restos de comida en los surcos es porque el cepillado no ha sido bueno y hay que hacerlo de nuevo".

Por su parte, Espinosa detalla que "hay técnicas que son especiales para los niños".

La experta explica que "son movimiento circulares en las caras libres (de los dientes) y movimientos anteroposteriores (horizontales, de adelante hacia atrás) en las caras masticatorias de las muelas".

La experta acota que no se debe dejar de lado la higiene de la lengua e recalca que ésta se debe lavar con movimientos horizontales.

"Es el lugar donde las bacterias se alojan después del masticado", dice Espinosa.

El cepillo y la pasta

La odontopediatra cuenta que el cepillo deber ser de "cerda suave, cabeza pequeña y mango recto y grueso para los niños preescolares".

Por su parte, Venables complementa que en los niños de entre seis y 12 años el tamaño del cepillo debe aumentar en el "cabezal y tener un mango más delgado". En cuanto a los mayores de 12, se recomienda usar un cepillo tradicional.

Venables dice que el enjuague bucal se recomienda "sólo cuando el niño ha tenido episodios de caries a muy temprana edad. Si no, no es necesario recomendar elementos de apoyo".

Lo mismo con las las pastas blanqueadoras de dientes que deber ser usadas después de los 17 años. "Son pastas muy fuertes", recalca el experto.

"En relación al hábito, éste se tiene que formar desde que el paciente nace".

Cristián Venables,, odontólogo"

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Mientras antes, mejor

La odontóloga Graciela Melo, académica de la Facultad de Odontología de la Universidad Andrés Bello, dice que "la recomendación sería llevar a los niños lo más tempranamente posible a su primera cita. La erupción de los primeros dientes, antes del primer año de vida, podría ser el hito que determine agendar esta visita". La experta dice que esto ayudará en la planificación de la rutina de higiene y alimentación del niño. Además, sabrá si es el momento para eliminar hábitos como el chupete o el uso de la mamadera.


Hable en positivo del dentista

La experta recomienda que los padres "cuiden mucho las palabras que usen con los niños (...). Al decir, por ejemplo, que no le va a doler, se está poniendo el concepto de dolor junto con el de la odontología". Melo recalca que es preferible explicarles brevemente que irán a contar sus dientes, o bien a aprender a cepillarlos con el dentista. Además, dice que antes de la primera visita "los padres deberían explorar la boca de sus hijos y realizar la higiene bucal en una posición similar a la que adoptará en la cita con el dentista", es decir, recostado en la cama.


Frecuencia de las visitas

"Los menores de dos años se atienden en presencia de sus padres y, generalmente, sobre sus brazos. Esta cita es muy amigable y los padres deben mantenerse tranquilos en todo momento, estableciendo lazos de confianza con el odontólogo, para transmitir seguridad al niño", detalla Graciela Melo. La experta añade que a partir de esta consulta se establecerá la frecuencia con que el niño debiera revisarse. Esto puede ser una o dos veces al año.