Damas de Blanco: 25 años ayudando a los "invisibilizados"
Las voluntarias trabajan apoyando a quienes no tienen a nadie y terminan enfermos en el Hospital.
"Estoy sola (...) No tengo a nadie más (...)". Con estas palabras Zoyla Zapata y Margarita Olivares definen su día a día como voluntarias de la Fundación Damas de Blanco.
Esta fundación trabaja en cuatro áreas: espiritual, material, social y humanitaria. En Iquique trabajan 18 voluntarias que están cumpliendo 25 años como organización de ayuda.
"Nuestro trabajo comenzó en el antiguo Hospital de Iquique, y en el sexto piso nos dieron la tarea de atender en el geriátrico a 28 ancianos que estaban en etapa terminal", explicó Zapata.
Su vocación de servicio le entregó la voluntad de atender a estos ancianos. "Les entregamos una palabra de aliento, los atendíamos y lavábamos de tal manera que hacíamos el trabajo como una enfermera. Nos enseñaba la enfermera de turno a bañarlos, cambiarlos cuando están postrados, ayudarle a ir al baño", recordó.
Luego de cinco años solo quedaron dos usuarios del hospital a quienes tiene en su memoria: Washington de 99 años y Eliana de 89.
"Lo más fuerte es ver a un anciano postrado que no tenía a nadie, que estaba botado, y era un dolor verlos que lloraban solos y nadie les podía dar la mano", recordó.
Por lo anterior, se esforzaban en preparar para fiestas de Navidad o Año Nuevo un momento que alegrara la vida de los pacientes.
"Son experiencias muy tristes que nadie afuera sabe, y nosotros entre cuatro paredes sabíamos que ellos tenían muchos años postrados con distintas dolencias", indicó.
Apoyo
"Cuando llegué había una persona que estaba por partir, morir, y no tenía a nadie. Recibió una palabra de aliento y pudo partir de esta vida en paz. Esta es la sanidad que Dios da", manifestó Margarita Olivares.
Esta voluntaria suma tres años en la fundación y según explicó, se impresionó cuando llegó a trabajar en el centro de salud.
"La gente en situación de calle es invisible. Pasamos por al lado de ellos y sabemos que están así y sólo miramos. Pero cuando llegan al hospital toda su ropa la echan a la basura y quedan desnudos, desvalidos", detalló.
Olivares expresó que siempre han contado con el apoyo de la comunidad que lleva ropa y otros donativos.
Vocación
Caminar durante tres días pidiendo ayuda en su colecta anual fue para Olivares una muestra de la vocación que sus colegas tienen para ayudar a las personas en situación de calle.
"También hay muchas personas que nos miran y dicen '¿por qué tengo que ayudar si son drogadictos o alcohólicos?'. Pero no los miramos así, cuando llegamos a su velador y no tienen ni una cuchara, les entregamos lo que necesitan gracias a esas donaciones", contó.
En su experiencia la ayuda que ofrecen en el hospital puede servir de base para que estas personas decidan renovar su vida.
"Esto ya depende únicamente de ellos. Que puedan tener de nuevo su dignidad y su identidad porque esto es lo que realmente han perdido", dijo.
También contaron que hay casos de personas que, acercándose de nuevo a la creencia de Dios, han podido salir de estas adicciones.
"Acá en Iquique viene mucha gente de afuera que sale de su región porque le da vergüenza que lo vea su familia viviendo en la calle. Un paciente nos contó que salió hace 17 años de Caldera y luego de recibir consuelo, decidió volver con su familia y una hermana lo vino a buscar a Iquique. El vivía en la plaza Condell", recordó.
Para esta gente que "no tiene a nadie", como ellas los describen, siempre estarán disponibles.
"Hemos visto cómo renace una persona después de ser apoyada. Es impresionante verla por la calle después de que tenía una vida normal. Ahí en el hospital estamos para llegar a los necesitados", cerró.
"También hay muchas personas que nos miran y dicen '¿por qué tengo que ayudar si son drogadictos o alcohólicos?"
Margarita Olivares, voluntaria de Damas de Blanco."