Las animitas se adaptan a las nuevas construcciones y vías
Además, antes eran pequeñas capillas, ahora se erigen grandes murales y construcciones con imágenes.
Las creencias religiosas basadas en las animitas se han perpetuado en el tiempo y, a pesar de la modernidad, estas construcciones se han transformado con el tiempo y se han adaptado a las nuevas construcciones urbanas y viales.
Así lo reflejó en su ponencia el antropólogo Claudio Cortés, académico de la Universidad de Antofagasta, quien participó en el 8° Encuentro Internacional de Diseño Urbano, evento organizado por la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Unap.
En Iquique se encuentran varias representaciones de esta creencia popular, una de ellas es la animita de Kenita, ubicada frente al Cesfam Aguirre, y la de Johanna León, en la calle Algarrobos con avenida Santiago Polanco, las cuales han aumentado de tamaño gracias al aporte de las personas que pagan las mandas por los favores recibidos.
Transformación
Comenta el profesor que el modelo tradicional de las animitas se ha transformado, pasando de ser simples capillas a convertirse en murales o en construcciones sólidas que trascienden su significado religioso, además incluyen imágenes de la persona fallecida en diversas dimensiones.
Recuerda el académico que cuando viajaba a los pueblos del interior llegó a contar 68 animitas y cuando ampliaron la carretera hacia Humberstone se mantuvo la misma cantidad, pero se dieron el trabajo de desplazarlas hacia los márgenes de la vía.
"La animita es una manifestación popular que va más allá de las mismas regulaciones urbanas, tampoco hay ordenanzas municipales que vean el tema", asegura Cortés.
Cortés comenta que "no buscan vandalizar a una animita, porque está cargada de un determinado poder, nadie quiere hacerle algo a la animita porque se le puede venir de vuelta por más ateo que sea".
Representación
"La muerte tiene una consecuencia social y, en el caso de la sociedad chilena, está el peso de la religiosidad", explicó.
El antropólogo indica que las personas muestran comportamientos diferentes frente a un mismo fenómeno, en el caso de las animitas hay gente que pasa al frente de ellas y se persigna, aunque no conozca al difunto, ni le hayan contado su historia, mientras que para otros no representa nada y lo ven como una simple construcción religiosa.
"Las animitas nacen por misericordia del pueblo, en el sitio donde aconteció una mala muerte, como un crimen o un accidente que truncó la vida de alguna persona joven", precisó Cortés.
En este sentido, lo que se honra es el alma del difunto, su recuerdo, porque los restos mortales descansan en el cementerio.
68 animitas llegó a contar el antropólogo Claudio Cortés en uno de sus viajes al interior.