Menores con capacidades distintas aprenden a bucear
Los chicos son guiados por dos instructores y aprenden de la disciplina de forma gratuita en Iquique y Pica.
A veces son ignorados, otra veces incomprendidos. El déficit atencional y cognitivo los identifica como personas con capacidades diferentes y precisamente esa cualidad la han sabido explotar en plenitud en el agua.
No es fácil trabajar con personas que tengan problemas al comunicarse. No obstante este es el desafío que asumió Julio Henríquez que imparte de forma gratuita clases de buceo a menores con discapacidad.
Henríquez que es profesor de educación física del colegio Atenea y además instructor de buceo del centro cultural, social y deportivo La Visión del Reino, que ganó un proyecto del Gobierno Regional de Tarapacá para impartir el taller.
Actualmente el profesional tiene a cuatro chicos que no superan los 17 años y en casi un mes y medio de práctica ya han aprendido los conceptos básicos de la disciplina.
Camilo Tapia, de 15 años, viene de Viña del Mar en donde aprendió a nadar. Su sueño siempre fue conocer el mundo marino y en Iquique pudo cumplirlo.
"A mí me sorprende de que sea seleccionado para poder estar en el taller ya que yo normalmente no me espero estas cosas. Y la experiencia se ha sentido bien. Yo siempre quise nadar abajo del mar junto con los animales marinos. Sabía que no solamente eso sino también aprendí las cosas básicas como por ejemplo qué hacer cuando se te llena la máscara con agua, usar el regulador, el esnórquel. No estaría nada de mal bucear en el mar, me motiva", dijo joven.
En tanto, Francisco Llusco, de 12 años, afirmó que la experiencia ha sido buena porque se imagina otro mundo al estar sumergido.
"Imaginé que estaba en el mar y veía animales. Encontré cosas viejas como una hoja, una pequeña tubería y me gusta mucho aprender", contó Llusco.
El joven fue una de las revelaciones del taller, ya que en la primera clase ya estaba buceando a diferencia de sus compañeros a quienes les costó casi dos semanas manejar la respiración en el agua.
Llusco viene de Los Verdes, por lo tanto tiene un gran conocimiento del mar.
"Me gusta mucho esto, aprender. Lo que más me cuesta es ponerme el traje, me demoro dos minutos y además me gusta jugar fútbol", comentó.
Profesor
El encargado y uno de los profesores, Julio Henríquez, sostuvo que no es fácil desarrollar el proyecto si la persona no tiene paciencia.
"La paciencia es lo más importante en esto y la vocación. Los chicos necesitan tener una recreación nueva. Se sabe que este deporte no cualquiera lo puede practicar por el alto costo, pero con este granito de arena le enseñamos a los chicos algo que para muchos es imposible de aprender", dijo Henríquez quien imparte el taller en el club Apoquindo los lunes, miércoles y viernes, mientras que los sábados los realiza en Pica.
Familia contenta
El taller ha sido de gran ayuda en la integración de los menores y las familias son los principales testigos de la felicidad de sus hijos.
Johanna Dávila es madre de Ignacio Godoy de 15 años que también va al taller. Explicó que desde que su hijo asiste al taller ha tenido un cambio en su estilo de vida.
"Al comienzo le costaba hasta ponerse el traje, pero ahora lo hace solito. El taller ha servido mucho para mejorar las capacidades de Ignacio. A mi hijo le gusta mucho, antes no sabía nadar y ahora nada a lo perrito, por lo tanto ya hay un aprendizaje y eso es muy importante. Tal vez fue difícil para la familia verlo ahí al comienzo para ahora estamos confiados con lo que aprende, se siente feliz".
"Imaginé que estaba en el mar y veía animales. Encontré cosas viejas como una hoja, una pequeña tubería".
Francisco Llusco,, 12 años."
"A mi hijo le gusta mucho, antes no sabía nadar y ahora nada a lo perrito, por lo tanto ya hay un aprendizaje".
Johanna Dávila,, madre de un joven, que asiste al taller."