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[Maureen Necklemann, socióloga y académica de la Universidad Católica de Chile]

"Laicos tienen rol relevante en rescatar el catolicismo"

La investigadora entrevistó a fieles católicos y evangélicos para entender e interpretar cómo se vive el cambio religioso en Chile, donde ha habido una caída progresiva en el porcentaje de los primeros (67%) y un aumento de los segundos (16%).
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Claudio Abarca - Medios Regionales

Bastante ha cambiado el panorama religioso en Chile en las últimas décadas: a la progresiva caída en el porcentaje de católicos (67,4%, según el Censo 2012) y el aumento en el de evangélicos (16,62% en esa misma medición), se suma el incremento de los no creyentes: más del 11%.

Este cambio llamó la atención de Maureen Necklemann, socióloga y académica del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien investigó, para obtener su doctorado en la disciplina, cómo se experimenta esta transformación entre fieles católicos y evangélicos y cómo ambas Iglesias están reaccionando al entorno cambiante.

Para ello, Necklemann entrevistó a treinta seguidores de uno u otro credo y observó por varios meses su participación en reuniones, cultos, misas y otras instancias, en particular en una iglesia católica y en una evangélica del centro de Santiago.

Participación es distinta

-Su trabajo se inicia hablando de la teoría de la secularización, que entre otros aspectos da cuenta de que una consecuencia de la modernización en la sociedad es la pérdida de relevancia de las religiones. En Chile, ¿cuándo se vive más evidentemente este declive?

-En Europa, la religión ha decaído y es un proceso constante donde cada generación presenta menos creencia y práctica; pero en Estados Unidos, en vez de haber declive, hay mucho pluralismo, surgen nuevas alternativas y la gente se cambia de religión. El caso de América Latina y Chile es interesante, pues estos fenómenos no se dan claramente hasta el boom evangélico, que se comienza a experimentar en la década de 1960. Hoy, los evangélicos son cerca del 17% y sus iglesias, en los últimos años, han dejado de concentrarse en sectores pobres y ya se hacen importantes también en la clase media. Lo más novedoso es, eso sí, la gente que declara no tener religión, que de todos modos es un grupo heterogéneo, pues dentro de él solo un 30% no cree en Dios.

-¿Cómo se aproximan a sus fieles ambas religiones?, ¿qué contraste hay entre ambas?

-La gran diferencia cuantitativa es que los evangélicos participan mucho más de los servicios, que además no son semanales, sino mucho más constantes. Ellos, asimismo, tienen muy presente como mandato religioso que deben difundir su creencia; las generaciones mayores siempre tratan de introducirte en su lógica. Desde luego, esto no pasa con los católicos, que tienen una relación más flexible con el mundo, pero a la vez tienen más dificultades para difundir su religión. Los católicos más jóvenes, sobre todo, son menos comprometidos en su identificación con el catolicismo. La asistencia de quienes siguen este credo a los oficios religiosos es muy baja. Se trata, en definitiva, de una religión más abierta y con una relación más positiva con el mundo, pero que pierde su capacidad de distinguirse moralmente, lo que sí se ve en los evangélicos, para los que la fe es un estilo de vida.

-¿Cómo es la relación de las jerarquías con los fieles, sobre todo estos últimos años, marcados por los casos de abusos sexuales en la Iglesia Católica?

-En el caso de los católicos, la jerarquía es muy fuerte, es inaccesible para los laicos, lo que es un problema estructural por la falta de vocaciones sacerdotales. No hay suficientes curas y estos deben repartirse en distintas parroquias, yendo una vez al mes; entonces el que se asume la organización es un laico, usualmente un diácono. Pero la institucionalidad de la Iglesia no deja espacio para que el carisma fluya, para que se desarrollen liderazgos. No se sabe cómo hacer evangelización. Los sacerdotes católicos están muy afectados por la crisis institucional y sin duda este es un momento crítico en cuanto a las posibilidades que tendrán los laicos de sacar adelante al catolicismo en Chile y el mundo. Ellos tienen un rol relevante en rescatarlo. En cambio, en los evangélicos la relación es más horizontal, no existe una distancia entre fieles y pastores, porque cualquiera puede ser un líder; de hecho, las posiciones son ocupadas por los más comprometidos, ni siquiera por los más preparados, lo que hoy genera tensión, pues se busca que haya liderazgos menos personalizados que puedan llevar a abusos de poder.

Familias y rol público

-¿Cuán incidentes son las familias al transmitir la fe?

-La posibilidad de que la religión se transmita depende de que los padres la practiquen y la compartan. En este sentido, el pentecostalismo, según lo que observé, ha sido más eficiente pues se cumplen esas dos condiciones: son practicantes y, al ser un estilo de vida tan marcado, es compartido por el grupo familiar. En cambio, la flexibilidad del catolicismo hace que haya familias donde uno practica y el otro no, por lo cual se dificulta mucho la transmisión del credo.

-¿Cómo se diferencian ambas Iglesias en su visión del rol público que desean cumplir?

-Yo investigué una iglesia Metodista Pentecostal y está muy interesada en politizarse, tener representantes en el Congreso, hacer ver públicamente sus posturas y conducir el voto evangélico a un sector que defendería sus valores. Esto ya se vio en la última elección. Mientras, la Iglesia Católica dejó la opción de politizarse y se retiró a la esfera civil, para sostener valores universales. Por ejemplo, en el tema del aborto en tres causales, defendió el derecho a la objeción de conciencia institucional y, así, a que se respete su identidad.

ADAPTARSE A UNA SOCIEDAD SECULAR

Cuando se le pregunta por el lugar de las religiones e iglesias en este siglo, la académica dice que las creencias ya no son tan importantes, pero que "esto no significa que vayan a desaparecer (...) La religión se transforma en un campo donde unos deciden creer y otros no; por ende, las instituciones deben preocuparse de ser representativas de quienes las siguen, en particular la Iglesia Católica, que tiene que adaptarse a una sociedad secular, con los estándares de esta. Esto es para mí una sociedad secularizada".