Adulto mayor y la terapia ocupacional
El mundo experimenta hoy una longevidad no documentada antes, requiriendo el desarrollo de estrategias para la promoción de la calidad de vida, la seguridad y la autonomía, de una población que envejece aceleradamente. La Terapia ocupacional como disciplina sociosanitaria ha desarrollado un importante cuerpo de evidencia para plantear su pertinencia y aporte en la promoción de un buen envejecer.
La vejez se concibe hoy con patrones cambiantes de ocupación, con desarrollo de habilidades y con exploración de nuevos intereses. La figura del mayor comienza a ser protagonista de muchos aspectos de la vida social, adquiriendo nuevos roles y organizando su rutina con la realización de una amplia gama de actividades antes no imaginadas. En la perspectiva de la vejez, el terapeuta ocupacional aborda a la persona mayor como un agente activo, dinámico y capaz de incorporar nuevos hábitos y actividades en su día a día, de afrontar retos en los procesos de rehabilitación funcional, con capacidad de adaptarse y participar en la sociedad , en donde las actividades de la vida diaria representan un papel fundamental para el automantenimiento y la participación social, siendo la terapia ocupacional la disciplina encargada de evaluar, analizar, graduar y adaptar estas actividades con el objetivo de alcanzar un desempeño ocupacional autónomo.
Las ocupaciones se refieren al conjunto de actividades que completan el tiempo de las personas y que aportan significado e identidad a sus vidas. El desarrollo de ocupaciones significativas, permiten a las personas mayores a ser miembros activos y participativos en su entorno familiar, social, cultural y espiritual, pudiendo ajustarlas según las necesidades de edad relacionadas con los cambios, trastornos o discapacidades físicas, mentales, con disfunción social o en situación de alto riesgo de desarrollarla.
Esta área del conocimiento promueve en las personas mayores la recuperación funcional suficiente, proyectando y habilitando adaptaciones para continuar lo menos dependiente posible. Frente a una institucionalización, el profesional puede mantener y mejorar la funcionalidad tanto física como cognitiva optimizando los recursos existentes en el propio individuo y su entorno, reduciendo así el riesgo de aislamiento social.
"La vejez se concibe hoy con patrones cambiantes de ocupación".
Claudia Pineda Neira,, directora de terapia ocupacional Universidad Santo Tomás"