Reciente ha sido el proceso de conmemorar la incorporación de Iquique al estado de Chile en 1879, a pesar que es el Tratado de Ancón en 1883 el que entrega la cesión perpetua a los chilenos de Tarapacá.
El recordar es un proceso social y netamente de memoria histórica, dado que parte de lo individual, mas es desde el Estado el que lo hace oficial y es la dinámica de cada ciudad del norte de Chile, que conmemora las fechas de las guerra de 1879 y no de los tratados.
Al escribir o relatar la historia de la ciudad de Iquique, se aborda desde variadas forma. La clásica es sincrónica, es decir con fases o etapas, existen otras, pero es interesante notar que desde la historia cultural es posible llegar a otros elementos de la culturalidad de este espacio y ello invita a mirar en perspectiva no solo hacia el pasado, sino relacionando el presente con sus evidencias, como sus deltas, que es lo que no vemos aún.
La muerte es una forma de estudiar las sociedades y sus comportamientos, de hecho, la muerte invita a recordar la historia en cada velorio, se relatan la historia personales del difunto, la familiar y luego la barrial, hasta la contextual.
La misma ciudad-puerto de Iquique, está marcada con la muerte, el 21 de mayo y el 21 de diciembre, resumen hechos de muerte colectivos. Las epidemias, resumen otra muerte que es la biológica, que permite profundizar en la higienización de la sociedad local.
La guerra civil de 1891, casi olvidada por los relatos de historia regional, entrega otra arista de muerte , sumados a los accidentes ferroviarios, vehiculares, estudiantiles, etc. que han impactado la ciudad, junto a los incendios que han consumido manzanas en el siglo XIX y lugares de historia: La Ex Aduana, el Palacio Mujica y el Buen Pastor.
Los terremotos, temblores y tsunamis, son también otro relato de muerte y destrucción que se agrega con el riesgo constante, cada letrero no sólo advierte el futuro amenazante de la zona de inundación, sino que es también un letrero histórico.
Iquique, no es sólo fiesta y, tal vez esa fiesta constante refleja el vivir el presente que muchas veces es riesgoso y eso se explica en la continua protección tutelar de La Tirana y Tarapacá.
"La muerte es una forma de estudiar las sociedades y sus comportamientos".
Patricio Rivera Olguín,, académico Unap"