Matriarca de la familia Olivares Cisterna cumplió 100 años
Sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos prepararon una celebración sorpresa a la mujer que se radicó en Iquique.
Dice que hoy cumple 100 años y aunque el registro lo confirma, pícara cuenta que tiene unos pocos más escondidos, pues en ese tiempo la gente se demoraba en inscribir a sus hijos en el Registro Civil. Rodeada de la familia que construyó con su esposo, Marina Cisterna hoy recuerda parte de lo que ha sido su vida.
"Sí cumplo 100 años, pero tengo unos escondidos por ahí, unos tres años más. Estoy bien, con los achaques propios de la vejez, que me he caído unas veces y me quebré la cadera, y ahora no quieren que salga sola y me cuidan todo el tiempo", señala Marina un poco a regañadientes.
Y aunque el sacrificio es una de las palabras que identifica en su vida, el amor a su familia y el esfuerzo es otro de los valores que reconoce que es por lo que ha luchado toda su vida.
De Constitución
Oriunda de Constitución, muy pequeña con su madre y sus hermanos emigraron primero a Valparaíso, para luego llegar a Iquique.
Según recuerda Marina, vivía en un cité ubicado en Obispo Labbé. Fue ahí a temprana edad que tuvo que hacerse cargo de la casa, puesto que su madre salía a trabajar y su hermana mayor también.
"Somos cinco los hermanos, Francisco, Ofelina, Guillermo e Inés. En ese tiempo corrían los vapores y traían enganches y trasladaban a la gente para el norte para el sur, a la salitrera. Yo era la guagua de la familia", expresa.
Y aunque fue al colegio gracias a que una de sus vecinas del cité fue su apoderada no pudo terminar sus estudios.
"Yo tenía como 10 años y me contrató (el farmacéutico) para que le llevara al niño a la plaza y todos los días iba y su señora me quería harto. Después pasaron los años, el caballero tuvo que trasladarse. Pero siempre he trabajado mucho", cuenta.
Una familia grande
De su familia, Marina señala que ya perdió la cuenta de cuantos nietos tiene mientras se ríe. Son 10 hijos los que engendró y a la fecha ya hay tres fallecidos, además tiene 18 nietos, 34 bisnietos e incluso 5 tataranietos.
"Me casé cuando estaban todos nacidos. Mi marido fue Mario Olivares, el jugaba básquetbol, era seleccionado nacional. Él era de la oficina Victoria, ahí nos conocimos, era alto", rememora.
Junto a Mario vivió los momentos más felices con el nacimiento de sus hijos, pero también el más duro, cuando a su marido deportista le falló el corazón.
"Él iba a Santiago, jugaba por La Cruz del barrio Matadero, por el Olimpo, jugaba babyball. Pero le falló el corazón, en el sesenta y tanto. El doctor Escobar lo controló y ahí tenía que acompañarlo yo. Antes era en tren nomás. Y desgraciadamente la segunda vez que fue a Santiago le dijeron 'usted se queda acá porque viene una comisión suiza y ellos le van a ver el corazón y hay que operar no más'. Le cambiaron el corazón, fue la primera operación a corazón abierto, salió en los diarios, en la revista Vea, era muy nombrado mi esposo", recuerda con la emoción de su partida, pues tras ello trabajó más duro, especialmente en el comercio para sacar adelante a sus hijos.
Los jabones Camay
Sobre las cosas que más le gustan en la vida, Marina cuenta que los viajes son su pasión, sobre todo a Tacna, pues allí descubrió productos muy cotizados en Iquique, los que empezó a traer para vender.
"Era el tiempo de los jabones Camay, Palmolive, el té. Uno iba a Tacna lo traía y lo vendía, había que jugar a las perdidas, y ayudar a criar a los niños", explica.
Al cierre de esta edición, sus hijos y nietos preparaban una celebración sorpresa para ella. Primero tenían una misa para dar gracias por sus 100 años de vida y luego un festejo para esta matriarca.
"Hoy estoy feliz, ha pasado mucho tiempo y he tenido una vida de mucho trabajo. Ahora estoy rodeada de mi familia que me viene siempre a saludar por mi cumpleaños, los vecinos y los amigos que todavía están", comenta.
"Hoy estoy feliz, ha pasado mucho tiempo y he tenido una vida de mucho trabajo".
Marina del Carmen Cisterna,, cumplió 100 años este 7 de diciembre."