Cuidado del espacio público
En los últimos años el valor que la comunidad le ha dado al espacio público con equipamiento adecuado y en buen estado, ha significado que los alcaldes estén cada vez más preocupados de ofrecer un entorno más ameno tanto en los centros cívicos como en los barrios.
Ejemplos como el de Iquique, que en el último tiempo sumó juegos infantiles, máquinas de ejercicios, cámaras de vigilancia, mejoras en el paseo Baquedano, además de la costanera, dan cuenta de esa preocupación.
Así, el urbanismo -que por décadas fue abandonado- ha vuelto a ser puesto en valor como una forma de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, donde se espera que en el corto plazo se sumen las mejoras en iluminación, se implementen mejoras a través de calles más inclusivas y en el mediano plazo más y mejores ciclovías.
Es importante aportar al cuidado del mobiliario público. Hay muchos ejemplos de rayados, tanto en muros, monumentos, como también en juegos infantiles que han quedado inutilizables.
Los gastos en borrar rayados son millonarios para las municipalidades, lo mismo para reparar el mobiliario, y es difícil que se pueda reaccionar a tiempo a perjuicios que se dan cada día en los distintos barrios de las comunas de la región.
Resultan oportunos los intentos del Consejo de Monumentos Nacionales por reforzar la educación del público -y en especial de los niños- acerca de la necesidad de valorar y proteger el patrimonio, pero también esto debe extenderse a campañas que incluyan no solo los monumentos.
También es interesante la iniciativa del Gobierno de una ley de Conductas Antisociales, que busca sancionar y aumentar las penas de prácticas que afectan la convivencia ciudadana y facilitan la realización de algunos ilícitos como consumo de alcohol en la vía pública, acumulación de basura, daños a colegios, rayados y grafitis.
La aprobación de este proyecto es una necesidad urgente, sin embargo también se requiere una mayor fiscalización, ya que independiente del valor de las multas, el principal problema se genera por la escasa persecución de este tipo de faltas.
"Los gastos en borrar rayados son millonarios para las municipalidades, lo mismo para reparar el mobiliario".