Ojalá que cuando el jugador de fútbol, Juan Carlos Gaete, resuelva en que equipo va a jugar el 2019, se vista de corto y finalmente juegue a la pelota, llene tantas portadas de suplementos deportivos por sus "cabriolas" futbolísticas, sus goles y sus habilitaciones, de seguro para los que no son muy seguidores del futbol nacional en detalle, el "Síndrome de Gaete", en pocas palabras es la mejor explicación para ellos, de lo que es el actual futbol chileno, "muchísimo ruido y pocos goles" y parafraseando a Ricardo Arjona con "Jugadores de casi cuatro décadas" en la mayoría de sus equipos...
Atención temprana: ¿Un derecho de todos?
Actualmente, nos vemos enfrentados a una serie de investigaciones que abordan la importancia de la atención temprana en los niños que presentan algún tipo de discapacidad o retraso en el desarrollo. Pero ¿quiénes tienen derecho a este tipo de programas?
Por lo general en los hospitales y consultorios existen programas de atención temprana gratuitos para la comunidad. Ante la alta demanda de estos, solo se permiten en muchas ocasiones ciclos cortos de atención debido al número reducido de profesionales que puedan atender de manera directa y transdiciplinaria a todos los niños que lo requieran.
En centros privados atienden educadoras diferenciales, fonoaudiólogas, terapeuta ocupacionales y kinesiólogos a los niños en función de sus necesidades. Por lo general, estos pequeños requieren de la atención de más de un profesional y, con frecuencia, dos veces a la semana, por lo tanto, esta atención que debería ser un derecho se vuelve un lujo de alto costo.
¿La atención temprana de calidad es solo para las familias que puedan costearla? Creo que debemos analizar cómo estamos apoyado a nuestros niños en sus procesos de desarrollo sin distinción. Debemos entregar una atención temprana de calidad, oportuna y exitosa a todas las familias que la requieran, para eso necesitamos una inversión importante en nuestro sistema de salud y educación, si queremos procesos de inclusión escolar exitosos.
Como país debemos entregar las herramientas necesarias a las familias para que sean apoyados de manera integral y no esperar que el proceso se realice recién a los 6 años cuando los padres deseen ingresar a sus hijos a la educación básica, buscando la inclusión. Los procesos de inclusión y valoración del ser humano como tal, deben comenzar desde el nacimiento, atendiendo a las individualidades, potencialidades y apoyos que van a requerir a lo largo de todo el ciclo vital.
Dayna Damiani
Académica Escuela Fonoaudiología
U. Andrés Bello
Luis Enrique Soler Milla