El tema de los carnavales urbanos en Iquique, es un interesante tema para la historia popular: estos reflejan lo profano, antes del tiempo sagrado que se avecina con la cuaresma, es un tiempo de diversión y transgresión, un ejemplo de ello es el disfraz, que oculta la identidad real y entrega una identidad ritual, que a la vez iguala, dado que los carnavales igualan a todas y todos, se terminan las diferencias, ese tiempo lo describe muy bien J. Serrat con la canción "La Fiesta" y los carnavales tienen origen europeo, medieval específicamente, aunque sus orígenes son de la Antigua Roma.
Los carnavales son rituales con fronteras definidas en Iquique. En este sentido, el barrio es un centro de ello, un análisis de eso, lo relata el Trabajador Social del barrio El Morro Sergio Martínez (Pejerrey) que en sus tesis de Magíster en Ciencias Sociales plantea la permanencia de este en este histórico sector. A su vez, los aportes de la temática las ha rescatado Bernardo Guerrero y egresados del Magíster en Patrimonio Intangible de la Universidad Arturo Prat.
Los carnavales son la expresión de la diversión y la transgresión, los rudos hombres del Matadero Municipal, acostumbrados a lacear toros y beber sangre de este, llamados matarifes, se disfrazaban y bebían en bacinica en el popular Carnaval y entierro del Rey Momo o Mono, igual tradición con los hombres de mar en el Colorado, o el Morro y también La Puntilla, cada barrio tenía su playa, aunque la comparsa del Matadero, era la que atravesaba Iquique por calle Juan Martínez, ejemplo de esa transgresión fue el castigo gubernamental en los 80, llama la atención que ni la dictadura militar detuvo los carnavales.
Tiempos de un Iquique barrial, que la iniciativa del rescate, como la emergente localidad, pretende rescatar en cada barrio tradicional, que recuerda el Iquique del siglo XX y no es casual, dado que existe también un tema turístico, un buen camino de eso, es el Carnaval del Sol en Arica, que es corto en tradición, pero que resiste hasta crecidas de ríos y desconexión vial.
Los relatos de la cotidianidad del carnaval son de oralidad, son de actores reales, aún vivos algunos que reflejan una organización que data de asociatividades horizontales de entendimientos y sobrenombres, es decir de una confianza en el otro, que existía en el Iquique del siglo XX.
"Los carnavales son la expresión de la diversión y la transgresión (...)".
Patricio Rivera Olguín,, académico Unap"