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Vino del Desierto será parte de la primera ruta enológica en la región

La cepa Tamarugal, la primera autóctona del país y que consiguiera medalla de oro en el concurso Catad'Or Wine Awards 2018, será protagonista de un recorrido enoturístico.
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Davied Jaime Godoy

La historia de la producción de vino que quedara abandonada tras el ciclo del salitre en Tarapacá, será rescatada a través de una ruta enoturística que se implementará a partir de este 23 marzo con la vendimia del Vino del Desierto.

La ruta permitirá conocer el centro experimental de Canchones, en la localidad de La Huayca, donde investigadores de la Universidad Arturo Prat elaboran el vino con la cepa Tamarugal, única de origen chileno y que les hizo acreedores de la medalla de oro en el último Catad'Or Wine Awards.

El proyecto nace de un Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC), el cual es parte de una nueva etapa en el desarrollo del Vino del Desierto, la cual busca darle valor turístico a la producción en el desierto más árido del mundo y bajo las condiciones de escasez hídrica y temperaturas extremas, explica Marcelo Lanino, director del proyecto.

La iniciativa incluyó además de la implementación para la ruta, capacitación de 25 guías turísticos de la zona con un diplomado que se desarrolló durante el año 2018 y que incluyó a destacados sommeliers, enólogos e investigadores, explicó Lanino "ya que la idea es que los visitantes cuenten con un relato real y sin los mitos que abundan en este tipo de recorridos".

El lugar base para el recorrido será el Centro Experimental de Canchones de la Universidad Arturo Prat, donde los turistas pueden llegar y descansar del viaje. "Se contará con sombraderos en los viñedos, para que puedan apreciar el trabajo y conocer los procesos de investigación, incluirá una visita a la bodega enológica y galpón de producción", afirma Lanino. Todo termina con una cata, donde este año pretenden contar con una sala más amplia para degustación.

La ruta incluirá además visita al lagar de la localidad de Matilla, en Pica, donde quedan los vestigios de la producción de vino que se extendió hasta los inicios del siglo veinte y las producciones de agricultores locales que se han sumado a la iniciativa de la Unap.

Uno de ellos, Attilio Gattavara, quien este año tendrá su cuarta vendimia y que produce alrededor de mil botellas anuales, explica que el enoturismo "es un proyecto que tiene buen futuro, si se logran incorporar más agricultores, yo pretendo duplicar mi producción y mostrar lo bien que me ha ido".

Según Alex Zúñiga, otro de los investigadores del proyecto, la idea no es apostar a la industria y que se instalen empresas con plantaciones de 200 o 300 hectáreas, "sino que desarrollar este producto con nuestros agricultores y que puedan mostrar la producción y vender in situ un vino de calidad".

El proyecto, si bien partió con el redescubrimiento de cepas pérdidas de la producción vitivinícola anterior al siglo 20 y que logró el rescate de las variedades Gross colman, País, Ahmeur bou Ahmeur, Torrontés riojano y Tamarugal, actualmente su producción se enfoca principalmente en la última con más de 3 mil botellas del total de 4 mil que se producen en Canchones.

Para el presidente del Círculo de Guías Turísticos de Tarapacá, Juan Carlos Vilca, el proyecto tiene grandes potencialidades "solo falta darle forma. Se pensó en un inicio que se incluyera dentro del tour salitrero, pero con lo que hemos visto esto puede ser en sí un recorrido".

En una siguiente etapa, los investigadores de la Unap buscan desarrollar la producción del vino en las comunidades agrícolas más representativas de la región con el fin de tener una oferta de 10 posibles sitios de visita.

"Acá no se trataba de hacer un vino tipo oporto como el de Codpa, sino algo de mayor calidad, que pueda ser consumido por cualquier persona y se ha logrado".

Marcelo Lanino"