Violencia Intrafamiliar: denuncias por maltrato habitual aumentan un 157%
Mujeres han dejado de silenciar y ocultar los maltratos sicológicos y económicos. Hoy, los movimientos y organizaciones femeninas las respaldan.
"Cambié la forma de maquillarme, de vestir, de arreglarme el pelo (...) llegué a pesar 110 kilos, porque todo me daba lo mismo (...) yo criticaba a las mujeres que se dejaban pegar por hombres y no me había dado cuenta que yo estaba dentro de eso mismo, pero de otra manera. Me trataba de lo peor", relata Virginia Villegas, víctima de violencia sicológica por parte de su pareja, con quien mantuvo una relación de 17 años.
Virginia es un ejemplo de los 3.015 delitos de violencia intrafamiliar ingresados el año 2018, 175 infracciones más que los registrados el año 2017, según la fiscalía local de Iquique,
Sin embargo, en este caso no hablamos de violencia física, sino que del maltrato de tipo sicológico o económico, circunstancias que muchas veces son invisibles y difíciles de detectar tanto para las víctimas y más aún para el entorno y el sistema.
Según indican las estadísticas actuales entregadas por la unidad de Violencia Intrafamiliar de la fiscalía local, las denuncias por maltrato habitual han aumentado en un 157% aproximadamente el 2018, delito que contempla diferentes tipos de malos tratos.
"El maltrato es una figura que busca castigar cuando hay un menoscabo reiterativo, por ejemplo, un insulto, denostar una mujer, decirle no sirves para nada, algo que normalmente no sería notificado como delito, pero cuando se transforma en habitualidad, la ley si lo tipifica como tal", señaló Pablo Medina, fiscal adjunto de Iquique.
Las denuncias de este tipo fueron 46 en el año 2017, mientras que el año 2018 llegaron a 118. Otro delito que experimentó un alza durante los mismos años, son las denuncias por amenazas, que incrementaron en un 10% entre un año y otro.
Desde la fiscalía señalaron que una vez que la víctima hacen la denuncia, se recurre inmediatamente a otorgarle la protección o medida cautelar pertinente a cada caso, que generalmente es una orden de alejamiento a los agresores, medida que se puede realizar desde el año 2017, cuando se modificó la Ley 20.066, que le otorgó la posibilidad al tribunal de proteger a la víctima antes de notificar al imputado.
Sin embargo, estas medidas no siempre son obedecidas, siendo 157 los delitos detectados por desacato o desobediencia a la autoridad e incumplimiento de la orden durante el año pasado.
No obstante, según aclara el fiscal, las denuncias de los hombres también han aumentado, "pero siguen siendo las menos. Serían alrededor de un 5% de las denuncias", declaró.
Reincidencia
Uno de los casos más comentados y brutales en lo que va del año, fue el reciente femicidio frustrado de la semana pasada, caso en el que Jaime Dávila, atacó a su ex pareja en el hospital regional, otorgándole al menos 15 puñaladas a una funcionaria del mismo recinto, quien se encontraba ingresando a su turno laboral en ese momento.
El agresor, ya había sido notificado anteriormente con una condena del Juzgado de Garantía, sanción interpuesta por orden de alejamiento. Incluso, días antes se había despachado una orden de detención para que este cumpliera con la orden que ya se le había impuesto.
Este caso, junto con el más reciente, sucedido hace tres días atrás, cuando un hombre le propinó una golpiza a su expareja, causándole una fractura nasal y graves hematomas en las costillas, el agresor ya contaba con una condena por violencia intrafamiliar, da cuenta de lo recurrente que puede ser la reincidencia en estos casos, llegando a estas últimas instancias, donde aquellas mujeres podrían haber muerto.
Referente a lo anterior, la senadora Luz Ebensperger, rechazó tajantemente todo tipo de violencia contra la mujer y señaló que: "muchas veces se dictan ordenes de prohibición de acercamiento que no se cumplen (...) el proyecto de ley que va a mandar el presidente consiste en un brazalete para los agresores y otro para las mujeres", sostuvo.
Esta nueva fórmula, se está planteando desde el ejecutivo, debido a la desobediencia de la orden de alejamiento de los agresores. Se trataría de una pulsera para los hombres condenados que tengan prohibición de acercamiento y un receptor para las mujeres, de manera que estas puedan corroborar donde se encuentra su agresor. Además, se podría determinar si es que este esta cumpliendo la orden o no.
"Yo fui víctima de violencia económica"
La violencia económica es otra forma de controlar a la víctima a través de la falta de libertad en cuanto a lo monetario. En estas circunstancias, se puede apreciar que la pareja somete y humilla a su pareja a través de esta vía, empoderándose con esto.
Marcela Saavedra, fundadora y líder de la agrupación Cruz María, donde otorgan una guía para seguir procedimientos judiciales y también compañía sicológica a 56 mujeres víctimas, también fue agredida sicológica y económicamente durante dos años.
"Yo puse un negocio de ropa americana y me fue muy bien y el se dio cuenta de eso y empezó a violentarme y menoscabarme, incluso el robó en su trabajo y para que no fuera a la cárcel, yo tuve que pagarle ese robo y mi negocio se fue a la quiebra (...) no me dejaba almorzar en la casa y todo lo que compraba lo hacía solo para él y los niños, decía que yo tenía que ir a comer afuera. Yo me di cuenta de esto cuando me intenté suicidar, ahí me di cuenta que tenía que hacer algo", declaró Marcela.
Según la sicóloga Paula Soto, el ciclo de la violencia intrafamiliar va en escala, de menos a más y de a poco. De esa forma, se distinguen tres faces en que, de manera silenciosa, se va desarrollando el proceso.
La primera, se denomina "acumulación de tensión", etapa en la que existen algunos roces que se van habitualizando y la víctima aún tiene cierta conciencia de que la conducta del agresor no es apropiada, pero tiende a justificarla.
"Cuesta mucho darse cuenta en el momento en el que se entra en una relación abusiva, porque esta va paulatina y progresivamente avanzando. Lo que se tiene que tener claro, es el valor que nos damos a nosotros mismos, a nuestro entorno y amigos, porque uno de los primeros signos de una persona abusiva y controladora, es que nos van a tratar de alejar de nuestros seres queridos", señala la sicóloga Paula Soto, colaboradora en tratamientos para mujeres víctimas de agresión.
La fase dos, explica que es de "crisis o golpes", ocasiones en que se agudizan los episodios de violencia, casi no hay control de parte del agresor y suele intervenir algún tercero para equilibrar la situación. La víctima toma conciencia de lo ocurrido, pero suele negarlo.
"Luna de miel", es la última fase del proceso, etapa que se caracteriza por el arrepentimiento, profundas disculpas y comportamientos cariñosos por un periodo indefinido. Sin embargo, luego vuelven las agresiones con mayor fuerza.
Redes de apoyo
Actualmente en la región, se pueden encontrar varias agrupaciones femeninas como la Colectiva Aquelarre de la red de sicólogas feministas, Abofem, organización de abogadas para mujeres, Convergencia 2 de abril y la red de Mujeres del Norte, una de las organizaciones más antiguas de la ciudad, quienes manifestaron que la difusión sobre el tema de la violencia que se ejerce a diario a sido un trabajo constante que los grupos feministas han ido realizando durante años.
"Uno de los resultados de las campañas es que las denuncias por maltrato han aumentado debido a que la mujer se ha ido concientizando de su rol", señaló Eliana Fernández de la Coordinadora feminista de Tarapacá.
Desde el Ministerio de la Mujer y el Sernameg, señalaron la importancia de que las mujeres se informen sobre los centros que hay en ayuda de la mujer, tales como los dos centros de resguardo, para los casos extremos, donde las mujeres pueden vivir durante el tiempo que sea necesario junto a su familia. Ahí se les otorga alimentación, vestimenta, protección y acompañamiento sicológico. "Dentro de las cosas que vimos como falla dentro del sistema, es el actuar con prontitud y el 2018 nos enfocamos en poder agilizar los procedimientos y en mejorar algunas instancias y lugares donde se atienden las personas con violencia", sostuvo la seremi de la Mujer, Milca Pardo.
Por su parte, Pamela Hernández, socióloga y directora del Servicio Nacional de la Mujer, afirmó que los últimos movimientos y a la cuarta oleada feminista. "Lo que ha hecho es, justamente, visualizar las brechas, identificar todo aquello que nos falta para obtener una sociedad más justa (...) por eso trabajamos también con los niños y jóvenes. Los cambios no se van a ver pronto, nosotros a lo que apuntamos es a un cambio cultural".
"El proyecto de ley que va a mandar el presidente consiste en un brazalete para los agresores
Luz Ebensperger, senadora"
"Cuesta mucho darse cuenta en el momento en el que se entra en una relación abusiva
Paula Soto, sicóloga"