Armas de fuego
El ataque a un niño de ocho años con un arma de fuego, que lo dejó con una herida grave en su rostro, es un ejemplo que confirma que el control de armas, sobre todo en Iquique y Alto Hospicio, es un proyecto de seguridad pública que aún está lejos de lograr cambios sustanciales en la región de Tarapacá.
El uso irresponsable de las armas de fuego en la región está vinculado, claramente, con el narcotráfico y delitos de alta connotación social, como las distintas expresiones de robos, lo que a diario, y con hechos lamentables como el del niño baleado, perturba la tranquilidad de la comunidad.
Un antecedente que confirma que todavía existe un descontrol evidente en el uso de armamento es que varios casos ocurren en la vía pública, a vista y paciencia de inocentes quienes, lamentablemente, coincidieron en el mismo lugar, y cualquier bala loca pudo haber acabado con sus vidas.
El 5 de febrero pasado sucedió un ejemplo a plena luz del día y en un sector turístico de Iquique, a metros de la Playa Cavancha. Varios jóvenes con el rostro descubierto golpearon a un hombre -intentaron secuestrarlo, pero no lo lograron- para luego dispararle en varias ocasiones a quemarropa.
Este ataque ocurrió meses después de que Carabineros comunicó que cinco de las 28 pistolas sustraídas de la Primera Comisaría habían sido encontradas en manos de personas asociadas al narcotráfico y a un homicidio frustrado.
Ya no hay más licencia para la "mano blanda" o para las deficiencias en las investigaciones que intentan reducir el uso de armas en barrios afectados por la delincuencia.
Últimamente las autoridades y expertos han colocado su atención al discutido proyecto de ley que amplía el control preventivo de identidad a jóvenes mayores de 14 años. Quizá, al menos en Tarapacá, una ley que se enfoque en mejorar el control y la reducción de armas ayudaría más a reducir la delincuencia.
Es imperioso que las policías y el gobierno optimicen sus estrategias para combatir seriamente este problema y no esperar que otro niño resulte baleado.
"Es imperioso que las policías y el gobierno optimicen sus estrategias para combatir seriamente este problema".