Benji: el perro andinista que recorre los cerros del altiplano
Desde Santiago llegó junto a su dueño para sumar nuevas aventuras, las que publica en sus redes sociales.
El próximo viernes Benji anotará otra aventura en su lista de viajes que comenzó hace cinco años en la Sierra de Ramón. Esta vez, su nueva meta es llegar hasta la cima del cerro Tata J'achura, que está cerca de la localidad de Chiapa -el que supera los 5.200 metros sobre el nivel del mar-, hazaña que realizará junto a un grupo de andinistas de la ciudad, quienes se trasladarán hoy hasta el interior de la Región de Tarapacá para iniciar el recorrido el feriado que se avecina.
El perrito, quien llegó a la ciudad esta semana junto a su dueño, es un amante de la naturaleza, pero sobre todo le encanta andar libre entre senderos y montañas, pues solo en la Región Metropolitana ha explorado los terrenos de los cerros El Plomo, Pintor, Provincia, Manquehue y Leonera.
Sin embargo, no es primera vez que recorre el norte del país, ya que también marcó sus cuatro patas por los géiser del Tatio y el Valle de la Luna. Además el año pasado pisó el altiplano tarapaqueño, oportunidad en la que llegó hasta la fumarola del Volcán Isluga.
Otro de los sitios que recorrió fue la Salitrera Humberstone, mientras que en la costa visitó la Réplica de la Esmeralda por fuera.
Estar en el exterior del departamento en donde vive junto a sus dueños es uno de los pasatiempos favoritos del can que tiene 8 años de vida. Es por eso que entre su rutina semanal, además de sus salidas diarias por su barrio, asiste a maratones y acompaña a su amo para andar en bicicleta.
Rutas
Entre sus aventuras está el recorrido que hizo desde Santiago hasta la Región de Valparaíso, específicamente al Santuario de Lo Vásquez, en donde acompañó a su dueño a participar en una cicletada en una ruta que tenía un poco más de 80 kilómetros de distancia.
En esa ocasión, Benji concretó el tramo andando junto a la bicicleta, pero una vez que se cansaba, se acomodaba en la canasta que fue adaptada en el vehículo de dos ruedas de su dueño para su transporte.
La nieve también fue conquistada por el alpinista de cuatro patas, lugar en donde las bajas temperaturas no fueron un impedimento para que su nariz guardara nuevos olores.
Para llegar a los sitios que tienen condiciones climáticas y terrenos difíciles, Benji cuenta con un equipamiento de una capa, lentes y botas para proteger sus cojinetes, pero este último accesorio no es de sus preferidos, a diferencia de los anteojos, ya que su gusto por este artículo se nota cuando dispone su cabeza al momento en que su amo se los acomoda para proteger su vista.
Redes sociales
Tras bajarse del avión, en donde viajó al interior de su canil que también utiliza como cama, Benji hizo una caminata por los puntos turísticos de la ciudad, oportunidad en donde lo fotografiaron en Plaza Prat, las características letras de Cavancha y en el nuevo monumento de La Boya que está instalada en frente de la plaza 21 de Mayo.
Dicho registro es publicado en su cuenta de Instagram y Facebook (@benjisincorreachile), en donde comparte cada una de sus salidas, sitios que ya superan los 600 seguidores.
Su popularidad no solo es en redes sociales, ya que una vez que sus seguidores lo reconocen en la calle no dudan en acercarse para acariciarlo y saludarlo cuando se lo topan en las rutas.
A pesar de su popularidad en redes sociales, en directo, Benji es un perrito muy temeroso, tímido y desconfía de las personas que se le acercan de manera repentina, lo mismo ocurre con la gente que utiliza un bastón, pero una vez que entra en confianza es alegre y queda atento a que le tiren sus juguetes para recogerlos.
Entre los juegos favoritos del mestizo, que encontró un hogar luego de un año de vivir en la calle, está revolcarse en el barro.
Por estos días Benji es el regalón del hogar, al que llegó por cosa de suerte. Su fortuna comenzó cuando en una tarde de lluvia en Santiago llegó hasta una oficina, lugar al que entró empapado y temblando de frío y miedo, tras arrancar de una jauría de perros que no buscaban sumarlo a su manada.
Fue en esas condiciones en la que un grupo de trabajadores decidieron refugiarlo y alimentarlo durante la semana, mientras que los fines de semana se quedaba merodeando a la espera del día lunes para reencontrarse con sus rescatadores. No obstante, su realidad cambió el día en que su actual dueña, quien realizaba su práctica profesional en ese entonces en la oficina donde llegó por azar, decidió llevarlo a su departamento, el que con el paso de los días se convirtió en su nuevo hogar.