EDITORIAL
Patentes de alcoholes
El pasado 27 de diciembre de 2018, la Corte Suprema optó por revocar la apelación y rechazar los recursos de protección presentados por una sociedad comercial que buscaba frenar el cierre de la discotheque Kika, ubicada en el Barrio El Morro.
La acción judicial fue interpuesta en julio de ese año por los responsables del local nocturno, luego que desde la casa consistorial se les negara la renovación de las patentes de alcoholes debido a que los vecinos del sector acusaron situaciones que terminaban generando menoscabo a su calidad de vida: denunciaron ruidos molestos hasta altas horas de la noche, peleas, consumo de alcohol en la vía pública, entre otras cosas.
En información proporcionada esta semana por el municipio de Iquique, se dio cuenta que actualmente existen 695 patentes de alcohol aprobadas, de las cuales 135 están distribuidas entre los sectores de Cavancha y Península, al igual que las calles más al centro como Paseo Baquedano, Tarapacá, Bolívar, Barros Arana, Aníbal Pinto, San Martín y Thomson.
Estas patentes se clasifican en ilimitadas, entre las que se incluyen los depósito de licores (botillerías); cantinas, bares, pub y tabernas; establecimiento de expedido de cervezas y sidra de frutas; y mini-mercados. Por otra parte están las ilimitadas, que agrupan a hoteles y anexos a hoteles, servicios de hospedaje, atención a pasajeros, turistas y restaurantes; hoteles, hosterías, moteles, restaurantes de turismo, algunas cantinas y cabaret.
Son precisamente las de esta última categoría las que están siendo evaluadas por el Concejo Municipal, toda vez que se analiza extender la zonificación del centro donde se permite el funcionamiento de estos establecimientos, de modo de potenciar el turismo y la actividad comercial.
Lo que llama la atención es que mientras vecinos y los organismos públicos están luchando por desterrar establecimientos clandestinos de expendio de bebidas alcohólicas, por otro lado se estudie esta medida.
Es necesario, entonces, que la voz de los barrios sea escuchada y que cualquier determinación se realice con la mayor transparencia, tanto en la forma como en el fondo.
Por otro lado, es una muestra más de la necesidad de contar lo antes posible con un plan regulador. Esto no se puede tomar a la ligera.
"Que la voz de los barrios sea escuchada y que cualquier determinación se realice con la mayor transparencia".