Mauricio Torres Paredes
El intendente Miguel Ángel Quezada anunció que en dos años y medio recién se podría estar "cortando la cinta" de la nueva iglesia San Marcos de Mamiña, en Pozo Almonte, la que se quemó el 8 de enero de 2017.
"Son los tiempos del Estado y no puedo mentirle a la ciudadanía", asumió Quezada, afirmando que el plazo es "optimista".
El diseño y su construcción estaría a cargo de Fundación Altiplano, entidad que trabajó en 33 iglesias andinas de Arica Parinacota. Sin embargo, la demora, explicó el intendente, se debe a que el gobierno regional de esa zona pidió un pronunciamiento respecto de unas rendiciones ya subsanadas.
Cristián Heinsen, director ejecutivo de la fundación, explicó que el proceso será más ágil dado que no habrá licitación.
"En casos muy particulares, el gobierno regional puede acudir a especialistas para proyectos muy específicos que juegan el rol de subejecutores, con lo cual se saltan la licitación", afirmó, sobre el trabajo que realizan.
Por ahora, indicó Quezada, se está trabajando en el perfil que permitirá conocer el costo del diseño. En cuanto a la ejecución, "ya tenemos el compromiso de los recursos de la Subdere". La otra mitad de los dineros vendrá de fondos regionales.
Bernardo Cautín, líder del comité de reconstrucción de la iglesia, cree que los plazos podrían ser mayores: "No se tomó en cuenta el tiempo en que se revisan los proyectos, el diseño y luego la construcción. No creo que sea en dos años y medio".
Aporte privado
El alcalde de Pozo Almonte, Richard Godoy, reconoció que tras el incendio "se hicieron gestiones con el mundo privado por 57 millones de pesos para limpiar, proteger el retablo, los vanos de puertas y ventanas, y sacar algunas estructuras que quedaron en la techumbre".