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Obras centenarias: la glorieta y la capilla del hospital regional

Ambas construcciones nacieron en la última parte del siglo XIX y han resistido cambios y reorganizaciones.
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Rodolfo Capino Valencia

El 18 de marzo de 1982 marca un hito para la historia de Iquique, pues en esa fecha fue declarado Monumento Histórico la capilla y la glorieta del Hospital Regional Dr. Ernesto Torres Galdames.

Para alcanzar esa categoría tuvieron que ocurrir muchos acontecimientos que están relacionados directamente con la historia de Iquique.

Luego de funcionar en distintas partes de la ciudad, el antiguo Hospital de Beneficencia se instaló definitivamente al final de la calle Serrano y Tarapacá el 17 de marzo de 1887. Por cerca de 50 años, las religiosas de la orden San José de Cluny tuvieron a su cargo la atención en enfermería y posteriormente los servicios religiosos en la capilla.

El antiguo templo católico, que buscaba darle consuelo a quienes acudían al hospital, surgió a finales del siglo XIX y es considerada una las capillas más antiguas de Iquique junto con la catedral.

Es una estructura construida en madera, que contiene una sola nave con ocho ventanas con arco y un tragaluz sobre la puerta de acceso. Sus influencias arquitectónicas están asociadas a los estilos victoriano y neoclásico.

Posteriormente, a raíz de las remodelaciones del nosocomio, la capilla quedó sin un acceso fluido cerca de calle Genaro Gallo por lo que surgió la idea de cambiarla de lugar. Por ello, cuando el actual hospital era construido se determinó cambiar el templo de lugar. De este modo, el 12 de mayo de 1993 fue inaugurada en la posición que tiene actualmente en calle Thompson.

La glorieta

Se estima que la glorieta fue construida en el mismo período que la capilla y el hospital. Se trata de un pabellón octagonal edificado de pino oregón. Contiene seis ventanas, dos puertas y una claraboya.

En sus primeros años esta instalación atendió a pacientes que acudían con diferentes tipos de infecciones, quienes recibían atenciones de cirugía menor.

De acuerdo a la historia oral, los funcionarios de los años 60 y 70 llamaron a este espacio como "el latón", donde se trasladaba a los pacientes agonizantes para luego derivarlos a la morgue. También, algunos trabajadores la llamaron "la pajarera" por las innumerables palomas que se depositaban en lo más alto de la estructura.

Debido al paso de los años y a la reestructuración y reorganización del hospital, la glorieta fue cambiada de lugar y fue instalada definitivamente frente a Some para que los usuarios y funcionarios tuvieran mejor acceso a este lugar.

Más tarde, el 13 de mayo de 1996, el director de la época, doctor Julio Brito, propició la creación de un museo y archivo histórico del Hospital de Iquique.

El espacio actualmente contiene en su interior 166 artículos, entre los que se cuentan equipos oftalmológicos, medicamentos, muebles e instrumentales clínicos, los que datan del año 1920.

Olga Robles, encargada de la Biblioteca y Patrimonio Cultural de la Salud del Hospital de Iquique, plantea que es muy importante preservar estos espacios, porque "con esto estamos dando cuenta que tenemos una identidad y una historia detrás, no es un hospital que nació de la nada, sino un espacio que contiene personas que trabajaron en un contexto más familiar y cercano". Por ello, manifiesta que a las nuevas generaciones hay que involucrarlas en los hitos de la historia.