Encuesta de la Universidad del Desarrollo, arrojó que el 81% de los chilenos creen que las instituciones están en crisis. Fueron evaluadas con promedio rojo, Iglesias: pastores y sacerdotes (1,9); Poder Judicial y Ministerio Público: fiscales (2,8), jueces (2,9), notarios (3,3); militares (3,0), carabineros (3,8); políticos: senadores (2,1), partidos (2,1), diputados (2,2) ministros (2,5), concejales (2,9), gobierno (3,0), municipios (3,4); privados: AFP (2,2), empresarios (2,9), bancos (3,3), abogados (3,5), supermercados (3,7) y clínicas (3,8).
Estas notas revelan un cuestionamiento ético en las instituciones y, desconfianza de una élite alejada de la ciudadanía. Mejor calificados: PDI (4,7), médicos (4,9), profesores universitarios (5,0), profesores de colegios (5,1) y bomberos (6,4). Según Sernac, los fraudes bancarios subieron un 18%; y el año 2018, recibieron 57.529 reclamos, de ellos 21.009 corresponden a la banca y 28.554 al Retail. Los actos de corrupción conocidos en las instituciones públicas, privadas y religiosas, han contribuido a la baja valoración de ellas. El Éxodo 23, 8 dice "No aceptarás soborno, porque el soborno ciega al que ve con claridad y falsea la causa del inocente".
Alimentos y cáncer
El cáncer es una de las primeras casas de muerte a nivel mundial y aproximadamente un 30% de las muertes por esta enfermedad se deben a cinco factores de riesgo de hábitos y alimentarios. En este aspecto se puede mencionar que existen alimentos que, según su consumo, por sí solos o mezclados podrían producir cáncer.
Están los alimentos amiláceos, es decir, los que generan acrilamida en alimentos derivados del almidón, esto es a través de un aminoácido llamado asparagina y en presencia de algunos azúcares y altas temperaturas, produce la reacción de maillard o dorado de los alimentos. En ellos encontramos: Papas fritas caseras, chips de papas, cereales, pan tostado, hallullas y marraqueta muy dorados, palomitas, berlines, galletas infantiles y crackers, empanadas horneadas y fritas, sopaipillas y calzones rotos.
Se debe tener precaución con las carnes procesadas y derivados como cecinas y embutidos; y con los métodos de cocción a alta temperatura, ya que generan compuestos que pueden contribuir al riesgo cancerígeno, cocinar a altas temperaturas en contacto directo con una llama o una superficie caliente, como la parrilla o el sartén, produce más de ciertos tipos de químicos cancerígenos como los hidrocarburos aromáticos poli cíclicos y las aminas aromáticas heterocíclica.
Cabe destacar que la industria alimentaria ha trabajado y seguirá en ello, disminuyendo la acrilamida en cereales.
Claudia Rojas
Unab
Derico Cofré Catril