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Iquiqueña realiza innovador trabajo con microplásticos

Investigación quiere determinar los efectos tóxicos de estas partículas que están presentes en recipientes.
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Naguib Danilla Segovia

Si uno le dijera que tomar agua envasada, lavarse los dientes, utilizar cremas exfoliantes y hasta ocupar un recipiente de plástico para las comidas podría ser nocivo para la salud ¿difícilmente lo creería, no? No después de leer detalles de la investigación de la bióloga marina de la Universidad Arturo Prat, Gabriela Aguirre, sobre microplásticos y los efectos que tienen en los seres vivos.

Ella asegura que estas partículas, que son de menos de cinco milímetros, son ingeridas por una amplia gama de organismos, tales como aves, insectos, gusanos, peces mamíferos y el hombre, entre otros.

La investigadora precisa que los seres vivos acumulan estos contaminantes en sus sistemas digestivos, provocando consecuencias que no han sido estudiadas completamente en las cadenas de alimentación.

Cuenta que desde hace algunos años, científicos de todo el mundo y también en Chile, comenzaron a realizar estudios sobre el impacto de los microplásticos y los efectos en su flora y fauna, pero dejaron de lado los efectos potenciales de su consumo en seres humanos. Enfatiza que los microplásticos se han convertido en una amenaza para el medioambiente.

Estudios

La bióloga marina actualmente desarrolla un proyecto Fondecyt en el laboratorio de toxicología de la Unap, denominado "Microplásticos y su papel como transportadores de contaminantes orgánicos hidrófobos: estudio de toxicidad en el pez cebra".

La experta afirma que el origen de este estudio radica en que los microplásticos se asocian con contaminantes presentes en el medio acuático, especialmente, aquellos compuestos químicos hidrófobos, es decir, no solubles en agua, que pueden transferirse a los organismos luego de la ingesta y ocasionar resultados negativos a nivel bioquímico, impactando en la movilidad, reproducción e incluso perjudicar en su desarrollo.

"El objetivo de mi trabajo es determinar el papel de los microplásticos como transportadores de contaminantes orgánicos y analizar los efectos tóxicos inducidos por estos, utilizando para ello el pez cebra como organismo modelo en los experimentos. Cabe destacar que este es un espécimen de agua dulce de aproximadamente 5 centímetros y en los últimos 30 años ha sido utilizado en diversos estudios de toxicología y farmacología, debido a su parecido genético con los seres humanos", expresa.

Añadió que expondrán los peces a microplásticos de manera directa e indirecta, a través de su alimentación. "De esta manera, al estudiarlos podremos observar si causan toxicidad o cualquier tipo de anomalías o deformidades, efectos que se podrían extrapolar a potenciales consecuencias en humanos ya que genéticamente el pez cebra es parecido al hombre en un 70%".

La investigación tendrá una duración de tres años y afirmó que los primeros resultados estarán para fin de este año. Con el objetivo de someter el mayor tiempo posible a los peces a estas partículas y así generar las -hasta ahora- desconocidas conclusiones.

"La idea es ver qué pasa cuando se va acumulando. No se sabe mucho cuando un organismo está expuesto mucho tiempo a pequeñas cantidades de microplásticos (...) esta investigación no se ha hecho en Chile, no enfocada a lo que yo estoy haciendo. En Chile solo se está estudiando la presencia de microplásticos en el medioambiente", aclara Aguirre.

"No se sabe mucho cuando un organismo está expuesto mucho tiempo a pequeñas cantidades de microplásticos".

Gabriela Aguirre,, bióloga marina y académica de la Universidad Arturo Prat."