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"El Gobierno ha sido parchecurista, más que reformista"

Dice que el sistema político vive una profunda decadencia, con gente que no está pensando en lo que viene. Sobre elGobierno, más allá de algunos eslóganes desperdigados, lo ve sin diagnóstico nítido, plan, relato ni horizonte.
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Patricio Tapia

Alguna vez se pensó que la derecha no tenía ideas, o teniéndolas, no sabía cómo comunicarlas y que un pensador de derecha era algo así como una contradicción en los términos. Después de varias décadas en que se han formado diversos centros de estudios, se han publicado libros y han aparecido intelectuales de distinto fuste defendiendo las concepciones ideológicas del sector, la situación resulta menos desolada, aunque al parecer persiste una comunicación no del todo fluida entre los que se mueven en el mundo del pensamiento político y los que lo hacen en el de la política pura y dura.

Pablo Ortúzar, antropólogo social, columnista e investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), se ha dedicado al cuestionamiento y la reflexión sobre la situación y el proyecto político del país, siendo particularmente acerado (y, por lo mismo, no siempre bien acogido) con la derecha, bajo la convicción de que las ideas efectivamente importan.

-¿Cómo ve el rumbo y el momento actual del Gobierno? ¿Qué aciertos y qué problemas percibe?

-El Gobierno tiene los eslóganes correctos, pero todavía no sabe darles un contenido sustantivo ni priorizar correctamente entre ellos. "Clase media protegida", "Los niños primero", etc.

-Cuando se habla de la configuración de proyectos políticos de los gobiernos se suele referir como su "relato" o "narrativa". ¿Es ese "relato" tan fundamental para la legitimación de los gobiernos o hay cosas más importantes?

-Lo más importante es tener un diagnóstico correcto respecto a la realidad sobre la que el Gobierno debe actuar, sus problemas y las limitaciones que encontrará la propia acción. Una vez que se tiene alguna idea sobre qué hacer, viene el "relato", que es la forma en que esa idea es socializada y promovida. Pero el "relato" no es algo así como un eslogan mágico, un truco publicitario, que legitima a los gobiernos.

-En todo caso, ¿hay tal "relato" en este Gobierno?

-Hay unos cuántos eslóganes desperdigados. Pero como no hay un diagnóstico nítido, ni tampoco un plan, un horizonte político, tampoco hay realmente "relato". Por eso vemos al Gobierno retroceder a ratos a la forma más primitiva del discurso de la derecha: crecimiento y seguridad.

-¿Es solo una caricatura o encierra algo de verdad pensar que la derecha (o la mayoría de ella) idolatra al mercado y la izquierda (o la mayoría de ella) idolatra al Estado?

-Creo que eso es más bien cierto. La derecha tiende a defender de manera más o menos irreflexiva las soluciones de mercado, mientras que la izquierda hace lo mismo con las soluciones de Estado. Esa falta de distancia los vuelve, en algún sentido, complementarias: la izquierda es mejor identificando y corrigiendo fallas de mercado, mientras que la derecha es mejor identificando y corrigiendo fallas de Estado. Pero esta situación también limita mucho su imaginación política: la sociedad civil, por ejemplo, está fuera de ambas miradas. Y, por otro lado, empobrece el debate público.

-Ya que ha mencionado los eslóganes, no siempre su fortuna está en ser certeros. ¿Cómo ve el paso de "tiempos mejores" a "Chile en marcha"?

-La pregunta es ¿en marcha hacia dónde? Justamente la pregunta que está pendiente de respuesta es hacia dónde vamos. Cuál es el nuevo horizonte político del país. La promesa de la dictadura fue convertir Chile en un país de "propietarios" con acceso a ciertos bienes de consumo valorados. Esa promesa terminó realizándose bajo la Concertación. Y la pregunta ahora es qué viene ahora. ¿Cómo pasamos de ser una sociedad de clase media a un país de clase media? ¿Qué cambios institucionales necesitamos? ¿Cómo es un Chile de clase media, a 20 años plazo? Los políticos no están pensando en eso. Y eso es justamente aquello que necesita ser respondido.

-¿Considera que el Gobierno ha sido "reformista" valórica o institucionalmente?

-Parchecurista, más que reformista. Para hacer reformas hay que saber hacia dónde se va, además de estar dispuesto a romper algunos huevos.

-¿Cómo le parece el estado actual del sistema político? Desde los exabruptos ante las reclamaciones sobre sueldos parlamentarios hasta las denuncias sobre clientelismo político con ingredientes narcos, no parece muy alentador.

-El sistema político sufre de una profunda decadencia, y la representación parece haber sido suplantada por la farándula. Esto ocurre, en parte, porque no hay verdaderos proyectos políticos disputándose la conducción del país en base a diferentes horizontes de sentido e ideas de justicia. Y ya decía Agustín que un reino sin justicia no es más que una banda de ladrones. Nosotros todavía no cruzamos del todo ese umbral, pero Venezuela, Argentina y Brasil nos ponen por delante ejemplos de lo que ocurre cuando efectivas bandas de ladrones secuestran los estados.

-¿Las promesas de renovación ideológica y generacional desde la izquierda han sido incumplidas por el Frente Amplio?

-En parte sí, porque se han mostrado incapaces de ofrecer realmente una alternativa en términos de proyecto político. Se los tragó el hecho de ser un grupo de elite universitario, atrapado en los asuntos universitarios, como la política identitaria. Es como lo que le pasó al MAPU en su momento, solo que en un contexto más tranquilo. Igual creo que adentro algunos saben que tienen este problema, pero no saben cómo salir de ahí.

-Se ha criticado a Piñera la tendencia a cierto personalismo. ¿Cree justificada esa crítica?

-Sí. Piñera es el tipo de persona que está convencida de que si quieres que las cosas salgan bien, tienes que hacerlas tú mismo. Además, le cuesta delegar porque tiende a considerarse -no sin razones, en muchos casos- más capaz e inteligente que todos los que lo rodean. El resultado es que está siempre a cargo de todo, hablando de todo y recibiendo todas las balas.

un nuevo gobierno

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-Según las encuestas, parece que efectivamente hay pocas posibilidades de que el próximo Gobierno no sea de derecha.

-En política uno nunca sabe. Pero es claro que el próximo Gobierno tendrá ideas "de derecha", en el sentido que la izquierda, incluso si gobierna, tratará de reencantar a la clase media hija de la sociedad de consumo que el proyecto de "el otro modelo" de Bachelet terminó ninguneando. -Tal vez es un poco adelantado, pero ¿será Lavín presidente? ¿Qué significaría eso en cuanto al sustento ideológico y programático de la derecha? -Lavín podría ser el nuevo Presidente. Estará en la pelea, claramente. Lo que todavía no sabemos es por qué quiere ser Presidente. Si es por darle un rostro buena onda al Chicago-gremialismo e intentar un salvataje estético-micropolítico de instituciones que necesitan reformas importantes, probablemente nada bueno salga de ahí. Lo más terrible, en mi opinión, no sería que la derecha no logre gobernar dos o tres períodos seguidos, sino que lo logre sin dejar, después de tantos años, ningún legado importante. Y si no se toma en serio lo que exige consolidar un proyecto político, ese podría ser perfectamente el caso.