Narcos de la región amplían su negocio de drogas al contrabando
Policías de la región desarrollan diligencias vinculadas a organizaciones que se han involucrado en el negocio del contrabando, principalmente de cigarrillos. Fiscalía cruza investigaciones de drogas y contrabando de varias bandas.
Arazón de ser económicamente rentable y representar ganancias similares a las obtenidas por el tráfico de drogas, organizaciones criminales que operan en la región de Tarapacá amplían y mutan en sus negocios hacia el contrabando. El hecho de arriesgar menores penas al ser sorprendidos con cigarrillos en vez de drogas, genera el fenómeno al interior de las organizaciones quienes ya cuentan con el aparataje y logística para el traslado de mercancías que ingresan a través de la frontera tarapaqueña, se comercializa en la región o simplemente se distribuye al resto del país.
Como la Nimita del Cigarrero se conoce una de las rutas no habilitadas empleadas por las bandas para el traslado de cigarrillos u otras especies de contrabando, en los caminos que en otrora se ligaban al tráfico de drogas, ahora se suma el negocio del cigarro de contrabando.
Dicha realidad no es desconocida por los cuerpos policiales locales, dado que Carabineros como la Policía de Investigaciones (PDI) mantienen diligencias vinculadas a contrabandistas, quienes eventualmente resultan ser figuras conocidas en el mundo del narcotráfico.
Una de las veces en la que el ilícito quedó en evidencia fue el pasado 1 de junio del presente año, donde personal del Departamento de Investigación de Organizaciones Criminales (OS9) detuvo en Iquique a un chofer de nacionalidad chilena con más de mil cajas de cigarrillos de contrabando, lo que denota que la mercancía ingresa a los mercados locales para ser expendida en botillerías, almacenes e incluso en el comercio informal en las calles iquiqueñas.
Por sobre los mil 200 millones de pesos fue tasado el valor de la incautación que ya supera el total incautado por el OS9 de Carabineros el año 2018, lo que denota el crecimiento exponencial de un negocio incluso culturalmente aceptado, o más bien normalizado, donde muchos compradores prefieren optar por adquirir un cigarro extranjero que uno nacional, por la diferencia de precio de la mercancía ilícita que evade impuestos y por consiguiente se expende por un monto menor al producto que cumple con todos los estándares para su venta.
"Hemos visto que toda la logística para la comisión del delito desde las rutas, recursos, entre otros, han sido traspasados de la metodología del tráfico de drogas al delito de contrabando", precisó en su análisis el jefe del OS9, capitán Renato Cárdenas.
"Esta mutación se debe a que para trasladar tanto la droga como el cigarrillo de contrabando requiere una logística importante, desde el ingreso de la mercadería al país, el acopio y el traslado por las diferentes rutas tanto nacionales como internacionales hasta que llegue al último consumidor", añadió.
Este modo de actuar define una estructura de negocio ilícito ya existente, organizaciones de traficantes o bandas de contrabandistas que finalmente operan con un fin lucrativo que se traduce en ganancias semejantes para ambos delitos.
"Claramente los traficantes fueron los primeros en invertir en toda esta logística que luego fue copiada por estas organizaciones de contrabando que persiguen el mismo fin, el capital, la obtención de dinero a través del ilícito", resume el jefe de la policía uniformada.
Esta figura de crimen organizado logra este capital vulnerando la seguridad del país. Ambos negocios son muy rentables para las organizaciones que de ser sorprendidas en flagrancia con un cargamento de contrabando cuentan con el aliciente de recibir penas bajas.
"El riesgo y la persecución penal es menos fuerte cuando hay un delito de contrabando a diferencia del narcotráfico, toda vez que el fin último que persigue la policía habitualmente es la detención de los individuos para generar obviamente la prisión del sujeto, en el caso del contrabando es más difícil porque la investigación a veces resulta mucho más compleja donde participan diversos autores como las policías, la Fiscalía e incluso Aduanas", explicó Cárdenas.
Una investigación de contrabando no abarca solamente el seguimiento puntual de una banda, sino también de empresas y otro tipo de redes comerciales dado que muchas especies del contrabando se venden en el negocio lícito, a diferencia del narcotráfico donde la droga no se distribuye en abastos, botillerías, etcétera.
Una especie de radiografía de estas organizaciones arroja los mismos resultados que el análisis de una banda de narcos, son estructuras conformadas por chilenos y extranjeros por lo que toma un carácter de banda transnacional, y estas asociaciones delinquen bajo la misma temática usado por los narcos, en que muchas veces apoyan su red con conductores que ingresan por caminos ilegales los cigarrillos; son redes además que sólo persiguen fines económicos sin pretender ser especialistas en un determinado rubro delictual.
Actualmente, el OS9 de Carabineros mantiene diligencias vinculadas al contrabando de cigarrillos y las aristas que ha desencadenado el delito, del cual también se han originado "quitadas" o "mexicanas" en que una banda le roba a otra la mercancía. Tal fue el caso ocurrido el pasado 9 de marzo de 2019 donde víctimas bolivianas fueron maniatadas y asaltadas a no armada en un robo con violencia que partió por una quitada.
A su vez, la Brigada Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado (Brianco) de la PDI señaló mantener en la actualidad un par de investigaciones que están tras la pistas de pandillas de contrabandistas. Al respecto, el subprefecto Guillermo Gálvez, jefe del grupo especializado, refirió que "la mutación existe y mucha gente la sabe, las bandas se van cambiando a un tipo de delito que tiene una condena más baja en el ámbito penal como es el caso del contrabando".
"Es un negocio que es bastante lucrativo y obviamente por nuestras fronteras logran introducir estos elementos que después son vendidos y se traducen en una ganancia económica bastante grande, por lo tanto, hay mucha gente que ha estado involucrada en delitos de mayor connotación y tienen antecedentes que hacen la mutación porque saben que por ahora las penas serían muy bajas, lo que permite que ellos prefieran hacer este delito en lugar de lo que pierden al ser aprehendidos por narcotráfico", refirió.
La PDI coincide igualmente con lo observado por Carabineros, ya que ambas policías han analizado que tanto la logística, transporte y método de ocultamiento del cigarrillo se compara con el empleado para las drogas. "Muchas veces estas organizaciones utilizan a otros integrantes para las vigilancias, todo lo que ocurre en el narcotráfico solo que en el fondo cambia el producto", asentó el funcionario.
Para la fiscal Paola Apablaza, jefa de la Unidad de Análisis Criminal y Focos Investigativos de la Fiscalía local de Iquique, el fenómeno va más allá, puesto que las estructuras criminales de la región no se dedican exclusivamente a un rubro en específico, sino que persiguen amasar capitales.
El aliciente de las penas es el principal atractivo del ilícito con rentabilidad similar, las organizaciones se exponen a penas bajas, pero con igual beneficio monetario por delinquir. Las penas por el tráfico ilícito de drogas parten de 5 años y un día hasta los 20 años, mientras que las del contrabando abarcan un tramo de 61 días hasta los 3 años. "En nuestro país existe incluso la asociación ilícita para el narcotráfico que eso permite agravar las penas, pero a diferencia del tráfico de drogas, el contrabando no es un crimen sino que es un simple delito", explicó Apablaza.
"El problema del contrabando no es solamente el de cigarrillos, es el contrabando como tal, porque si hoy día son los cigarrillos y mañana se legalizaran las empresas bolivianas y pagaran impuestos para vender los cigarrillos se acaba el negocio, pero no se acaba el delito porque las bandas buscarán otro nicho de negocios rentables en el mundo criminal", enfatizó la fiscal.
Fiscalía ha iniciado investigaciones que han comenzado por tráfico ilícito de drogas y se cruzan con el contrabando de cigarrillos, por la relación de los dos ilícitos.
En 2018 Aduanas junto a las policías incautaron en todo Chile un total de 14.678.697 cajetillas de cigarrillos, lo que significó un alza de 39,85% en relación al año 2017. Dichas mercancías buscaban eludir más de US$ 64 millones en impuestos.
De ese total nacional, en Iquique se incautaron 5.510.117 cajetillas que en materia de evasión habrían significado más de US$ 25 millones
En 2019 las incautaciones se han concentrado en Antofagasta, Valparaíso, Iquique, Santiago y Chañaral. Es así como en nuestra región los decomisos ya suman 870.248 cajetillas equivalentes a una evasión tributaria de un poco más de US$ 3 millones. A nivel nacional la cifra llega a 4.884.349 de cajetillas por un monto de US$ 20 millones de evasión.
"Es un delito de carácter transnacional donde no sólo se defrauda al Estado, sino que también se pone en riesgo a la comunidad debido a que se desconoce el origen de las mercancías. A su vez, es un delito de acción penal pública previa instancia particular, vale decir, al Servicio Nacional de Aduanas le corresponde ejercer las acciones judiciales en representación del fisco y después de cada incautación presentamos las respectivas denuncias y querellas", indicó el director regional de la Aduana de Iquique, Cristian Molina.
"Las últimas incautaciones dan cuenta del uso de pasos no habilitados para el ingreso de los cigarrillos al país", finalizó.
"Toda la logística de los traficantes ha sido copiada por las organizaciones del contrabando
Renato Cárdenas, jefe del OS9 de Carabineros"