EDITORIAL
Aumento de la obesidad
Según los datos preliminares de un informe que realizó la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hoy se dio cuenta de que la población que sufre de obesidad superó por primera vez a la que pasa hambre.
Este hecho es sumamente preocupante, sobre todo para un país como Chile donde las cifras de obesidad no son alentadoras.
Debe recordarse que Chile es el segundo país de la OCDE con la tasa más alta de obesidad, luego de Estados Unidos, de acuerdo a un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura . En mayor detalle, uno de cada tres chilenos es obeso (34% de la población mayor de 15 años).
El año pasado, la ONU estimó que el hambre había crecido en 2017 por tercer año consecutivo hasta afectar a 821 millones de personas en todo el mundo, sobre todo por los conflictos, el cambio climático y la lenta recuperación económica, mientras que la obesidad en adultos afectaba en 2016 a más de 672 millones. En 2016, por ejemplo, el número de adultos obesos ya sumaba 104,7 millones en Latinoamérica y el Caribe, cifra muy superior a los 39 millones de personas que sufrieron subalimentación en esa región entre 2015 y 2017.
Pero en la actualidad, la obesidad está en todas partes, sin distinguir entre países desarrollados o en desarrollo, dijo la FAO, que vinculó este fenómeno al "cambio en las dietas" como efecto de la urbanización, el consumo de comida rápida, la falta de actividad física, entre otros factores.
La FAO también enfatizó que para evitar problemas sanitarios mayores, deben producirse alimentos más saludables.
Chile está generando cambios en la legislación como la inclusión de sellos en los alimentos, sin embargo, es importante ir más allá y potenciar acciones para bajar los costos de alimentarse en forma saludable. Hoy quienes más sufren por la mala alimentación son los grupos vulnerables, quienes no cuentan con los recursos necesarios para pagar una dieta más sana. Es difícil que las familias cambien hábitos cuando no están los recursos para hacerlo.
"Hoy quienes más sufren por la mala alimentación son los grupos vulnerables, quienes no cuentan con los recursos necesarios para pagar una dieta más sana".