Consecuencias de política monetaria expansiva
En enero de 2009, la Fed de Estados Unidos recortó su tasa de referencia a 0,25% y la mantuvo en ese nivel durante 83 meses, hasta 2015. Esta tasa promedió 4,5% en las dos décadas anteriores a esa fecha, lo que permite dimensionar la expansividad de esta política. Posteriormente, la Fed llevó la tasa hasta 2,5% en enero de este año, donde se ha mantenido.
Pero no solo la Fed ha seguido una política monetaria expansiva en los últimos años, ya que la estrategia se ha repetido en la Eurozona y Japón, los otros dos grandes mercados donde los respectivos bancos centrales usan una tasa de interés de referencia para alcanzar su objetivo de inflación. El Banco Central de Japón ha mantenido la tasa en 0,1% desde enero de 2009, durante 125 meses, y el Banco Central Europeo la ha mantenido en 0% desde abril de 2016.
Sabemos que los bancos centrales para reducir la tasa de interés aumentan la liquidez, por lo que la pregunta que surge es ¿a dónde ha ido a parar toda la liquidez inyectada para mantener bajas las tasas de interés?
Los excesos de liquidez no desaparecen y cuando la oferta de dinero es mayor a la demanda esos excedentes se usan comprando otros activos, como bonos y acciones. Una revisión de lo que ha sido el comportamiento de los principales índices accionarios en estos mercados permite comprobar que ese ha sido uno de los destinos de los excedentes de liquidez. Entre su máximo antes de la crisis financiera internacional (octubre de 2007) y abril de 2019 el índice Dow Jones aumentó 90%. En ese periodo, la inflación acumulada en Estados Unidos fue 22%, vale decir, la inflación de bienes y servicios fue menos de la cuarta parte de la de los activos bursátiles en ese mercado.
El problema con la inflación de estos activos es que a menos que los flujos de ingresos que generan aumenten en la misma magnitud, las rentabilidades se reducen. Como también sabemos que las rentabilidades de los distintos activos tienden a igualarse, es interesante mirar lo que ha ocurrido con las rentabilidades de los bonos a diez años en estos mismos mercados. A mayo de este año promedian 2,39% en EE.UU., -0.08% en la Eurozona y -0,06% en Japón.
El problema con esto es que la caída en la rentabilidad de los activos incentiva el consumo y desincentiva el ahorro presente, reduciendo los recursos disponibles para la inversión real.
"¿A dónde ha ido a parar toda la liquidez inyectada?".
Alejandro Puente, Facultad de Economía y Negocios, Universidad Santo Tomás"