Considero de extraordinaria importancia la noticia publicada por este diario sobre la valiosa labor desarrollada por Conaf en la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal con el inicio de un proyecto de plantación de tamarugos en un área de 80 hectáreas en la parte sur de la pampa, a fin de incrementar los trabajos de estudio y conservación de ese famoso árbol pampino. En la plantación se utiliza una novedosa tecnología que hace bajar el costo de esa labor y permite un uso eficiente del recurso hídrico. En el gobierno de Jorge Alessandri (1958-1964) se ejecutó un plan de reforestación de dicha pampa con algarrobos para explotar su fruto, la algarrobilla. No hay que olvidar el sumo interés manifestado por un distinguido personaje tarapaqueño peruano, Guillermo E. Billinghurst, quien en su cotizado libro "La Irrigación en Tarapacá", escrito en Iquique, señala algunos lugares aptos para plantar algarrobos. Todo lo que se haga con ese hermoso objetivo es digno de aplausos y decidido apoyo con más recursos, para así extender las plantaciones de tamarugos, además de castigar drásticamente a los taladores ilegales.
La Pampa del Tamarugal en otros tiempos poseía en diversos lugares importantes núcleos de bosques de tamarugos. Su madera se utilizaba como combustible en las faenas mineras, salitreras y caseras. En tiempos del Perú, el mariscal tarapaqueño Ramón Castilla Marquesado en carta dirigida al Presidente Pezet le exponía la triste situación de los llamados Montes del Tamarugal, obra criminal de incendiarios y taladores. Las labores de desforestación continuaron en el periodo chileno. El más afectado fue el Monte de Soledad. Llegó a tener un área de 6.500 a 7.000 hectáreas.
En 1983 ocupaba una extensión de 4.500 a 5.000 hectáreas, según Billinghurst. El infortunio de ese bosque fue un tema que relaté en la revista Camanchaca. Posteriormente ese artículo motivó un reportaje en la revista que publica la Corporación Nacional Forestal.
Desconozco la actual situación del otrora famoso Monte de Soledad, sobre el cual también escribí en este diario. Lo que pueda quedar de ese monte se halla en el área del salar de Llamara. Ojalá que hasta Soledad llegue la forestación, si es que hay necesidad, ya que debe estar dentro de esa Reserva Nacional. Sobre eso, me dirigí a Conaf en Santiago para que el área quedara afecta a protección estatal.
La Conaf tiene que proseguir su labor de forestación en determinadas partes del Tamarugal, por lo que será necesario que se le entreguen más recursos. Hay que considerar el cambio climático.
El tamarugo es el símbolo natural de la pampa y la provincia, significa vida y resistencia frente a la adversidad del ambiente hostil que lo rodea.
Mario Zolezzi Velásquez.