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[reportaje]

De Venezuela a las calles de Iquique: vivir de la caridad

Migrantes cuentan sus historias y porqué optan por vender dulces o pedir dinero en la vía pública. Comunidad venezolana dice estar preocupada por esto; en tanto, la gobernación advierte el inicio de controles de identidad.
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Evelin Aguilar Paniagua

Son las 10.30 de la mañana y en calle Serrano, una joven de tez morena con una mano mece el coche de su hijo, mientras con la otra, ofrece dulces a los transeúntes.

De pronto, el bebé de apenas cinco meses comienza a llorar. Tiene hambre. Melvelis Verde llama a una mujer que metros más allá está con una niña que no alcanza los dos años de edad. Se trata de su madre y su otra hija.

Allí, en la calle, la joven prepara el biberón y logra calmar al pequeño Matías. La venta de dulces cesa. Los peatones la observan en silencio, mientras su hija Keiverlis se queja porque también quiere que la tomen en brazos.

Esta esquina del centro de Iquique se ha convertido en el punto de trabajo de esta familia que el 19 de abril dejó Caracas con 60 dólares en mano, monto que les permitió llegar hasta Colombia. Desde entonces, el dinero que reúnen con la venta de dulces les ha posibilitado seguir con su periplo.

Llevan 15 días en Iquique y en cada jornada logran juntar un mínimo de 16 mil pesos que les permite cancelar los 12 mil pesos diarios por arrendar una habitación. "No queda de otra, no consigo trabajo", dice Vega quien finaliza la conversación llorando.

Casos como este se repiten, pero no solo por el drama de haber migrado sin recursos, sino también por emplear la misma forma para financiar su estadía y alimentación en esta ciudad costera: vender dulces o pedir dinero.

Pero esto no es algo que ocurre solo en Iquique. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) presentó esta semana, en Ginebra, un estudio basado en 7.846 entrevistas realizadas, entre enero y junio de 2019, a venezolanos que huyeron de su país y que están en Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, República Dominicana y Uruguay.

Los resultados revelan que el 14% de los migrantes venezolanos han recurrido a la mendicidad en su ruta de viaje, desde el momento de su salida del país hasta el lugar de destino. Además, el 66% no tiene empleo.

Ciudad de paso

Al recorrer céntricas calles como Tarapacá y Vivar, se encuentran historias similares.

"Somos venezolanos apóyenos con algo para comer o para continuar con nuestro destino ¡Dios los bendiga!". Este es el texto escrito en una cartulina celeste y que Camilo Ramírez (20) y Gabriel Camacho (22) sostienen entre sus manos, mientras, sentados al exterior de una tienda, esperan la colaboración de algún peatón.

Se muestran agotados y con sueño. Cuentan que recién llegaron a Iquique, tras un viaje en bus desde Arica donde permanecieron una semana, luego de cruzar a pie la frontera entre Perú y Chile.

"Caminamos por los rieles del tren (Tacna-Arica), nos dijeron que el campo está minado y pasamos con miedo. Caminamos entre 8 a 10 horas hasta llegar a Arica", dice Ramírez quien, junto a su compañero, tiene como meta llegar a Santiago donde, dice, hay más oportunidades de encontrar un trabajo.

Dicho paso fronterizo, es una de las dos entradas que ocupan los venezolanos para llegar a la región; la otra, es el paso Colchane-Pisiga (Bolivia). Sin embargo, a ello se suma el uso de pasos no habilitados por los límites con ambos países.

Según el informe "Tendencias Migratorias en las Américas" elaborado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en 2017 el complejo fronterizo Chacalluta (Arica) reportó el ingreso de 61 mil venezolanos a Chile; mientras el 2018 fueron 138 mil.

Sobre los ingresos por el complejo fronterizo Colchane, este medio solicitó información a la Policía de Investigaciones (PDI), sin embargo, no se obtuvo respuesta.

Si bien hay personas que colaboran con aquellos venezolanos que piden aportes económicos, hay otras que los cuestionan al decirles ¿por qué no trabajan?.

"Las personas pensarán que nos vamos a hacer millonarios (con sus aportes), cuando nada más hacemos para comer ¿cómo trabajas si duermes en la calle y comes una vez al día?", responde Gabriel Camacho quien pasó de ser estudiante de Derecho a vivir de limosnas desde hace tres meses en que dejó su querida Caracas.

Situación transitoria

El sociólogo Daniel Quinteros, investigador del Núcleo de Estudios Criminológicos de la Frontera de la Universidad Arturo Prat, explica que este fenómeno de la mendicidad se produce por la urgencia con la cual las personas dejan su país sin tener una planificación previa que les permita sostenerse los primeros meses de migración.

Sin embargo, sostiene que esto ocurre con una porción menor de migrantes y que se trata de una situación transitoria.

Desde su punto de vista, lo que preocupa es la restricción que, de un día para otro, impuso el Gobierno al exigir a los venezolanos una visa consular para ingresar al país, lo cual -según dice- no garantiza una migración segura y regular, sino "promueve la irregularidad y tener que buscar alternativas mucho más riesgosas como, por ejemplo, cruzar los lugares no habilitados, que pueden tener minas antipersonales, o acceder a los servicios que ofrecen las redes ilegales de tráfico de personas".

En ese sentido, Quinteros considera que esto se contradice con el proceso de regularización extraordinario que actualmente ejecuta el Gobierno. "Esto es una muestra clara de improvisación en materia de política migratoria", recalca el investigador.

Preocupación

No existe un catastro de cuántos migrantes venezolanos están en las calles de Iquique vendiendo dulces o pidiendo dinero. Alfredo Nunez, representante de la Comunidad Venezolana en Iquique, indica que la cifra es variable ya que la mayoría llega, logra reunir dinero, y luego continúa su viaje a otra región del país; en tanto, las personas que buscan establecerse en Tarapacá "son pocas y solo lo hacen en un inicio, regularizan su situación económica y buscan un empleo".

Eso sí, advierte que han identificado a un grupo de 15 a 20 personas, en su mayoría hombres, que llevan aproximadamente tres meses "viviendo de la viveza venezolana" (pidiendo limosna), algo que condena y critica.

Reconoce que acciones como esta y la masiva migración han afectado la percepción que la ciudadanía chilena tiene de quienes provienen del país que lo vio nacer, lo cual lamenta. "Hasta hace dos años atrás los venezolanos éramos buena gente y buscados para trabajar, pero como hoy en día la migración ha sido mucho más masiva ahora somos malos, mal vistos, somos atacados", cuestiona.

Por lo mismo, aprovecha y recuerda que existen médicos, ingenieros, docentes y otros venezolanos profesionales y no profesionales que aportan de forma importante a la región.

"crisis humanitaria"

Dado los escasos recursos económicos con los que disponen y tal como cuentan ellos mismos, el ingreso de venezolanos a Chile empieza por Arica y su siguiente parada es Iquique. Eso es lo que se prevé que sucederá con aquellos que hoy duermen al exterior del Consulado de Chile en Tacna a la espera de la visa que, desde el 22 de junio pasado, se les comenzó a exigir.

El senador Alejandro Navarro, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía, indica que existen 232 carpas, con familias de cuatro a seis integrantes, las que están al exterior de dicho consulado a la espera de poder concretar el trámite; en tanto, hay otras 130 durmiendo en el terminal terrestre nacional, y 215 distribuidas en tres albergues del vecino país. Esto lo cataloga como "una crisis humanitaria" y así ha pedido que el Gobierno aborde este problema.

"Yo soy partidario de regular el ingreso (...) pero eso requiere tener las reglas del juego claras desde antes. Chile tiene 400 mil venezolanos, mil de ellos quedaron varados en la frontera producto de la nueva visa consular turística, lo que había que resolver de manera expedita, y hubiéramos evitado lo que es un bochorno y un daño muy fuerte a la imagen de Chile internacionalmente", critica el parlamentario.

Según el último reporte del Ministerio de Relaciones Exteriores, al 17 de julio, en el consulado en Tacna se entregaron 572 visas de responsabilidad democrática y 91 visas temporarias.

Control

El gobernador de Iquique, Álvaro Jofré asegura que, ante el incremento de extranjeros en las calles de la ciudad, el último viernes se comenzó a trabajar con Carabineros de la Cuarta Comisaría para realizar controles de identidad; en tanto, a partir de la próxima semana se sumará la PDI para ejecutar los controles migratorios.

"Nosotros estamos en el trabajo del proceso de regularización y no queremos que personas, luego de este, lleguen por pasos no habilitados y estén deambulando por las calles de Iquique. Esas personas serán denunciadas a la PDI para procesos futuros de expulsión", advierte.

"No queda de otra, no consigo trabajo porque no tengo visa ni permiso "

Melvelis Verde"


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