Recientemente fui invitada a conocer la realidad de la Unidad de Maternidad y Partos en el Hospital Regional. Al conocer la realidad en persona, y al conversar con el personal y con las usuarias de la unidad de Nacimientos y Partos, en el Hospital, me di cuenta del tremendo problema que se está incubando día tras día ahí. Es como una olla de presión que en cualquier momento puede estallar.
Las faltas evidentes, como la iluminación no adecuada , el espacio de trabajo reducido, la mala distribución de ella, y a falta de útiles de trabajo, perjudica no solo a la usuaria que asiste a este lugar, sino que también a quienes a esta altura efectúan una tarea heroica en poner su mejor y máximo esfuerzo, como profesional del área de la salud.
Yo me pregunto ¿por qué en Tarapacá no priorizamos y cuidamos el comienzo de la infancia?
Esta realidad puntual ¿no es acaso una señal clara?, aun cuando sabemos además, que esto sí puede traer altos costos a futuro a una comunidad entera, porque no da lo mismo cómo llegas a este mundo.
Lamentablemente en Chile seguimos viviendo segregados socialmente por la condición económica que posee la familia en la que nos toca llegar, y esta situación es un reflejo de ello, nacemos en la condición de desigualdad total.
Para asegurar una llegada igualitaria y saludable de ese bebé, todas las mujeres en cualquier sala de parto en Chile deberían tener derecho a recibir la misma estimulación y el mismo cuidado previo, durante y posterior al nacimiento del bebé.
Entrar a un trabajo de parto de manera relajada, libre de violencia obstétrica y conectada con el ser que está por salir al mundo, podría ser el primer paso hacía la solución.
En esta Unidad llegan casi a 10 partos diarios, con toda las dificultadas mencionadas, y es una cifra en aumento... no podemos seguir esperando a que ocurra una " desgracia" ahí, para que se haga algo.
Más rabia me provoca saber que quienes tienen el poder para hacer algo, aún no hacen nada…¿Acaso no ven que es el futuro de nuestra región que esta en juego, la salud y bienestar de los futuros hombres y mujeres de Tarapacá?
No hay que olvidarse que la infancia es la Casa, que uno vive el resto de su vida, y por lo tanto no da lo mismo cómo uno es esperado y recibido.
Tania Caroca Gandarillas