La problemática social estalló, como lo hacen los reventones sociales y su origen viene desde una exclusión histórica, según Gabriel Salazar y desde los acuerdos cupulares de participación política y decisiones económicas a partir de 1990. Por tanto, existen dos elementos a considerar, según Ricardo Ffrench- Davis y Barbara Stallings(2001), que resumen la secuencia del modelo chileno y sus sostén a través de la inversión, desde una óptica de la productividad y la estabilidad, basada en el criterio del chorreo, es decir a todas y todos llegaría una parte de las ganancias. Sin embargo, los economistas Hugo Fazio y Magaly Parada(2010), observan que los gobiernos de la Concertación desde 1990 a la fecha, obviaron sus programas de cambio, ofertados en 1989 y administraron el modelo neoliberal de la dictadura.
Ahora, desde los análisis de la historia social, los reventones sociales y motines populares, son parte de la historia de Chile, pero poco de ello aparece en los textos escolares. Los estudios de la ONG Sur (1987), Mario Garcés (1998), Gabriel Salazar (1998) y Tomás Moulian (1997), entre otros, señalaban que la incubación constante de un descontento popular histórico, esta vez detonó desde la ciudadanía común, la misma que estaba oculta en la anomia participativa, rechazo a las elecciones, apoliticismo, deserciones escolares, cesantía, etc.
Moulian (1997), analizaba que la ciudadanía era de consumo y el consumo es endeudamiento que se refleja en una proletarización de la llamada clase media que es débil y detona, primero en memes de descontento en redes sociales y es articulada por celular.
En Tarapacá, la movilización fue transversal, la plaza Condell retomó su lugar social reivindicativo, el camino de las marchas fue la costanera, señalando ante el mar la identidad nortina al sonido de carnavales.
Debe existir un acuerdo social-ciudadano y el gobierno y la clase política, deben asumir que los pactos de 1989, que hicieron posible la transición o postdictadura, no lograron detener la historia inconclusa que no trajo la alegría, ni los tiempos mejores, se reflejó en las calles con dolor y rabia, frente a estados de emergencia y toques de queda, cifrando muerte, heridos, abusos y violencia. La canalización del estallido, en un nuevo diseño institucional y este es una constitución legítima.
"En Tarapacá, la movilización fue transversal, la plaza Condell retomó su lugar social reivindicativo".
Patricio Rivera Olguín,, académico Unap"